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Conversatorio sobre la peregrinación a Punta Corral

Alberto Castagnolo relatará sus 25 años de devoción. En su casa en Maimará, tiene entronizada una imagen de la Virgen que es “muy milagrosa.  
Viernes, 15 de marzo de 2024 19:00
Vivencias | Castagnolo ascendió al santuario por los senderos de Tumbaya, Tunalito, Maimará y Tilcara.

El peregrino y devoto de la Virgen de Copacabana de Punta Corral, Alberto Castagnolo, este sábado desde las 18 en el Centro de Arte Joven Andino (ubicado en Alvear 534 de esta ciudad), encabezará un conversatorio sobre la Peregrinación a santuario de la Virgen de Punta Corral, en el cual relatará sus vivencias.

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El peregrino y devoto de la Virgen de Copacabana de Punta Corral, Alberto Castagnolo, este sábado desde las 18 en el Centro de Arte Joven Andino (ubicado en Alvear 534 de esta ciudad), encabezará un conversatorio sobre la Peregrinación a santuario de la Virgen de Punta Corral, en el cual relatará sus vivencias.

Peregrinación | Esfuerzo y fe demandan a los devotos a lo largo del exigente camino hasta Punta Corral.


Al cumplir en este 2.024 los 25 años de peregrinación, decidió compartir con familiares, amistades y fieles de la venerada, las historias que guarda desde que comenzó a ascender al cerro, cumpliendo sus promesas.
“Fui promesado a la Virgen cuando tenía 9 meses, y siempre mi mamá Corina me dio que viví gracias a ella. Recuerdo que desde niño me llevaba los Domingo de ramos, a eperar a la Virgen a Tumbaya; y mi papá me llevaba hasta la primera curva para recibirla, ese entonces llegaba alrededor de las 15”, relató.


En 1.999 cuando ya tenía sus 19 años “la enfermedad que sufría mi tía Dora me impulsó a peregrinar y pedir por ella, y la Virgen me cumplió. Entonces mi madrina Carmen me dijo que había que subir tres años para cumplir con la promesa, y así comenzó mi devoción, y ella siempre cumplió conmigo”, prosiguió.


El próximo jueves en horas de la noche ya tiene previsto ascender por Tunalito para reencontrarse con la sagrada imagen, y para ello se viene preparando para no sufrir algún inconveniente, debido a que el esfuerzo es grande.
En estos 25 años de peregrinación, ascendió por los cuatro senderos: Tumbaya, Tunalito, Maimará y Tilcara.


Conocer a la perfección, recomendó no peregrinar con zapatillas nuevas, “hay que usar las más viejitas, que aguantarán un sendero de 8 horas, lleno de piedras y para cruzar algún río. Vestirse con ropa cómoda y no llevar mucha carga encima como el error que cometí cuando peregriné por primera vez”.


Esa vez llevó un buzo, una campera y una frazada “y a la hora de camino, quería tirar todo. Entonces ponerse ropa cómoda y llevar una muda de ropa, gorra, agua, fruta y tal vez un chocolate. Desde Tumbaya y dependiendo el estado físico, se puede hacer todo el trayecto en 8 horas”.


Respecto al horario para peregrinar, contó que ascendió en la mañana, tarde y noche, pero recomendó hacerlo en la madrugada, “porque no se siente tanto la altura. Recomiendo caminar de noche, y no descansar más de media hora en cada calvario, porque el cuerpo se enfría y cuesta mucho retomar el camino”.


Algo muy importante, hay que caminar “al ritmo de uno, si va en grupo o en familia, no hay que apurarse, cada uno debe avanzar a su ritmo, un poco más adelante o atrás, porque esto no es una carrera. Cada uno peregrina a su manera”, señaló.
Sobre los caminos, dijo que “son diferentes en altura, algunos son más pedregozos y otros más arcillosos y arenosos. Desde Tumbaya se demora unas 8 horas, por Tunalito es más empinado, el de Maimará posee 14 vueltas que exige más esfuerzo, y por Tilcara es una planicie de varias horas pero es el más largo”.


Cuando se peregrina “uno se concentra en la promesa que hizo, está dispuesto a colaborar con alguien, animar al otro para que llegue al santuario, en el camino nos hermanamos”, continuó contando sus experiencias, y destacó la implementación de los operativos de seguridad y sanitarios.


“Algo que estoy haciendo desde un par de años atrás, es tomar contacto con el sendero. Y lo hago llevando coca, alcohol y otras ofrendas para corpachar a la Pachamama antes de iniciar el camino y le pido que me acompañe y cuide”.
De las vivencias que recuerda mucho, “es haber ayudado a Aldo Cruz y Julia Pardo, en su puesto en el primer calvario, a ofrecer desayuno y comida a los peregrinos. Con ellos aprendí el esfuerzo que hacen en trasladarse hasta allá, cargar tantas cosas para vender y atender a los peregrinos”.


Además de ser devoto de la Virgen, en su casa en Maimará tiene entronizada su imagen “que es muy milagrosa”.

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