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El miércoles pasado se realizó el cierre y el entierro de la XVI Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Andinos 2011 en la localidad de Tolar Grande, una de las celebraciones típicas y ancestrales del departamento Los Andes.
Asistieron a la ceremonia autoridades provinciales, el intendente de Tolar Grande, Sergio Villanueva; el electo intendente de San Antonio de los Cobres, Leopoldo Salva; el cacique de la comunidad colla Julio Cruz, turistas y vecinos del lugar y alrededores.
Luego de las celebraciones el municipio ofreció una cena show para todos los presentes.
Tolar Grande es un pueblo apacible, que está enclavado en el corazón de la Puna. Este paradisíaco lugar es refugio seguro y confortable para los miles de turistas que lo visitan cada año para conocer las cumbres más altas y el sitio donde durmieron durante siglos los Niños del Llullaillaco.
Lo rodean los imponentes picos Llullaillaco, Socompa, Aracar Guanaquero y Macom.
Con respecto a la ceremonia, antes de abrir el Pugi (pozo sagrado), en el cual se realiza la ofrenda cada año a la Madre Tierra, el cacique de la comunidad colla clava un cuchillo en el lado este del pozo, a manera de defensa por si sale algo malo del interior de la tierra. La selección del lado este es en homenaje y reconocimiento al Tata Inti (Padre Sol).
Luego comienza el convido del “té de limpieza” o “té de contra”, que sirve para preparar y limpiar el cuerpo de las personas que participan de la ceremonia. Esta infusión actúa a manera de remedio para prevenir todos los males y afecciones corporales y se realiza a base de 7 hierbas curativas o con propiedades medicinales que se encuentran en la Puna o Altiplano.
Antes de empezar el ritual se pide permiso a la Pachamama y a los presentes para dejar las ofrendas y así dar inicio a la celebración.
La primera ofrenda la realiza el cacique de la comunidad colla de Tolar Grande, luego van pasando en pareja los distintos integrantes de la comunidad colla, los demás habitantes del pueblo y, por último, los visitantes.
Al pozo sagrado deben pasar de a dos personas, dado que el número 2 simboliza dualidad, complementos, opuestos, equilibrio o armonía.
Los participantes van a inclinarse y arrodillarse ante el pozo antes de iniciar sus ofrendas. Una vez ubicados frente al pozo sagrado, se procede a volcar alcohol puro hacia cuatro lados formando una cruz.
Luego, de una bolsa se toma un poco de hojas de coca y se las deposita con ambas manos al pozo sagrado.
Seguidamente se encienden 2 cigarrillos y se los entregan para que fume la Pachamama, colocando dichos cigarrillos en la tierra y esperando que sean bien recibidos.
Posteriormente se da de beber a la Madre Tierra: se vierten 7 bebidas alcohólicas.
Se da de tomar a la tierra y también quien realiza la ofrenda debe beber, para acompañar y compartir con la Pachamama. Por último el participante debe despedirse de la Madre Tierra tocándola y acercándose al pozo sagrado.
Una vez que el participante se retira del pozo sagrado, debe esperar que le entreguen un yoki (pulsera) que deberá tener hasta que se caiga o bien si perdura, hasta el mes de agosto de año siguiente, cuando participe nuevamente de esta ceremonia.