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“Me estafaron y nadie lo reconoce”, dijo, indignada, Natalia Martínez porque en la sucursal oficial de una empresa de telefonía, ubicada en pleno centro capitalino, le vendieron por nuevo un aparato que ya había sido usado. A pesar de que intentó anular la operación, la empresa no aceptó hacer la gestión.
Natalia tenía ayer la primera audiencia conciliatoria en la Secretaría de Defensa del Consumidor de la Provincia, donde denunció la venta. “No se presentó nadie en representación de la sucursal”, informó la joven a El Tribuno.
El 3 de agosto vio en la vidriera de un local, ubicado en La Florida al 100, el celular que quería. Se lo mostraron, le informaron que costaba $2.999 y que al estar en promoción se lo vendían a $999. Se trata de un Nokia n58, negro.
“Pregunté si el celular estaba bien o tenía algo, por la diferencia de precio. A la vendedora específicamente le pregunté si era nuevo y me dijo que sí”, recordó. En su casa quiso cargarlo y se dio cuenta de que el cargador del aparto era de otra marca.
Lo prendió y estaba desconfigurado; además, figuraban mensajes del antiguo dueño. En la caja del aparato también faltaban algunos accesorios.
La compradora esperaba obtener respuestas ayer, en la audiencia de conciliación convocada por la Secretaría del Consumidor, pero nadie de la firma se presentó. En el organismo le informaron a Natalia que habrá una segunda audiencia conciliatoria.
Mientras espera que se fije la nueva fecha, ya recibió en su casa la boleta de pago de la línea que adquirió y el resumen de la tarjeta de crédito en el que consta el primer pago de la financiación que hizo a través de una tarjeta de crédito.
Natalia optó por devolver el aparato a la sucursal, no sin antes hacer la denuncia en la policía.