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De “Dr. House” a “Dr. Blues”, del enigmático y soberbio protagonista de la serie norteamericana más vista de los últimos años a un hombre feliz de haber dejado sus exitosos años como actor para mostrar su costado poco conocido: la música. Así se mostró Hugh Laurie el viernes pasado cuando salió al escenario de un colmado Luna Park, acompañado de su sofisticada banda The Cooper Bottom Band, para presentar su primer álbum “Let them talk” en el marco del Personal Pop Festival.
Si bien es cierto que la popularidad de su personaje en la ficción, Dr. House, fue el principal motivo por el que muchos fueron a escucharlo; el británico Hugh Laurie demostró tener la pasión y el carisma para llevar adelante, frente a un grupo de extraordinarios músicos, un show memorable.
En un escenario ambientado como aquellos salones del sur de Estados Unidos donde surgieron las grandes estrellas del blues, Laurie no necesitó demasiada presentación para desatar la pasión de las 7.000 personas que llenaron el porteño Luna Park.
Con la elegancia y serenidad que lo caracterizan, el músico salió a escena e inmediatamente el público se puso de pie para aplaudirlo. Se paró frente al micrófono contemplando el paisaje de rostros que lo rodeaba y movió la boca mientras la voz en off que hizo el doblaje en español de Dr. House les daba la bienvenida a sus invitados. Al cabo de unos segundos, valiéndose de sus dotes actorales, Laurie mostró consternación ante una voz en off que dejó de ser amable para criticar su decisión de dejar la exitosa serie televisiva para dedicarse a la música.
“Buenas noches, Buenos Aires”, fueron sus primeras palabras en un claro español y a partir de ese momento comenzó a revivir las épocas de oro del blues norteamericano y a homenajear a sus creadores, como el trompetista Louis Armstrong, a quién mencionó en repetidas oportunidades.
Durante el show, se pudo ver, escuchar y apreciar a un intérprete británico feliz de interpretar un estilo originario y característico de Nueva Orleans, acompañado por la admirable The cooper bottom band integrada por Jay Bellerose (batería), Kevin Breit (bajo), Vincent Henry (saxo, clarinete y armónica) y David Piltch (teclado).
Entre interpretación e interpretación, algunas con la guitarra, otras en el piano, “Dr. Blues” aprovechó para compartir historias. Así sonaron temas como “Mellow down easy”, “St James”, “You don't know my mind”, “Unchain my heart”, “Winin boy” y “Dear old southland”, entre otros.
La sorpresa llegó al final. Con la gente de pie y las luces del estadio encendidas, luciendo la camiseta de la selección argentina Hugh regaló un bis ideal para la ocasión: cantó en inglés el clásico tango “El choclo”, de Discépolo, con el acompañamiento de dos parejas de tango y la potente y cautivante voz de una cantante invitada, que a la mayoría dejó con la duda sobre su nombre.
Hugh Laurie llegó a Buenos Aires los días previos a sus recitales para disfrutar del aire y la música porteña. Se supo que visitó la tumba de Evita y también se lo vio bailar tango en algún bar de La Boca. Su fascinación por la música ciudadana fue el broche de oro de un show impecable que no hizo más que confirmar la acertada decisión del artista de dejar de ser el antipático “Dr. House” para convertirse en el carismático “Dr. Blues”.