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El mes próximo se cumplirán dos años desde la incorporación de los primeros colectivos Tatsa a los corredores de Salta. La mayoría de las cien unidades que Saeta adquirió a la fábrica del grupo Cometrans no tienen 20 meses de rodaje y ya están confirmando, con creces, que lo barato suele costar caro.
Con consultas a fuentes empresarias y del sector repuestero, El Tribuno confirmó que las unidades Tatsa, ensambladas con chasis Puma y motores Deutz de seis cilindros, gastan un 52% más de gasoil que los Mercedes Benz más modernos de la flota.
El mantenimiento, que incluye cambios de filtros y lubricantes cada dos meses, es un 40% más costoso. A su vez, los neumáticos duran en los Tatsa un 30% menos, por los desgastes que ocasionan el mayor peso de las unidades y el calentamiento de las campanas de freno.
Otro punto crítico está en las cajas de transmisión. En cinco corredores de la ciudad de Salta ya se rompieron al menos 10 cajas Allison, de las cuales cinco debieron ser llevadas a Buenos Aires. Incluso allá cuesta conseguir componentes importados -sobre todo electrónicos- que forman parte de la alquimia mecánica de los colectivos Puma. En Salta no sólo hay problemas para conseguirlos sino que ni siquiera se conoce un service oficial de Tatsa. En corredores de las zonas oeste y sudeste se reportaron dos motores rotos.
“Las garantías ya vencieron”, remarcó un chofer de una de esas líneas, tras señalar que el futuro de los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, su grupo Cometrans y la controlada Tatsa está seriamente comprometido por la tragedia ferroviaria de Once. “Los colectivos Puma no tienen reventa”, afirmó, para preguntarse quién comprará los Tatsa usados de Saeta y a qué precio.
La reciente incorporación de colectivos Mercedes Benz con aire acondicionado en los corredores de la zona sur parece reafirmar la mala fama de los Puma. El Tribuno intentó ahondar sobre los motivos que llevaron a empresarios locales a comprar Mercedes climatizados, pese a su mayor precio de mercado, pero chocó con teléfonos y bocas cerradas.
Aún así, la respuesta surge claramente con los gastos e inconvenientes que están mostrando los colectivos Tatsa. Estos cargan sobrecostos de más de un millón de pesos por mes, sólo en combustible y mantenimiento, a los gastos operativos de Saeta. Y éstos, cabe remarcar, no son pagados por funcionarios ni empresarios del transporte, sino con fondos públicos.
Nada que sorprenda
No pasó mucho tiempo para que se verificaran las advertencias del dictamen técnico que, en septiembre de 2010, desaconsejó la compra de los colectivos Tatsa por más de una buena razón. El directorio de Saeta hizo caso omiso a las observaciones que sus propios técnicos habían marcado en 25 carillas y adjudicó la licitación 06/10 a la empresa con la que Claudio Cirigliano empezó a ensamblar colectivos en 2005, con la venia del exsecretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime.
Ambos deberán responder en un juicio por los 52 muertos y los más 750 heridos que dejó la tragedia ferroviaria de Once el 22 de febrero de 2012. Por esta causa, Cirigliano tiene trabados embargos por $600 millones y Cometrans, el grupo controlante de TBA y Tatsa, enfrenta un aluvión de demandas que vienen con reclamos indemnizatorios por más de $1.300 millones sólo con uno de los estudios jurídicos que patrocinan las acciones de víctimas y familiares. Ya se habla de quiebras seguras.
El bolsillo salteño
paga el sobrecosto
El sistema del área metropolitana tiene cerca de 500 colectivos que recorren unos 3,5 millones de kilómetros por mes.
Las cien unidades Tatsa que Saeta incorporó desde abril de 2011 y tiene repartidas en diferentes corredores representan el 20% de la flota completa del sistema.
Con un gasto de 50 litros cada 100 kilómetros (un 52% más que los Mercedes), los Puma seis cilindros de Tatsa acrecentaron el consumo de gasoil de la flota de Saeta en unos 200 mil litros por mes.
Y este sobreconsumo no es cubierto por el cupo de gasoil subsidiado con que cuenta el sistema. Según registros de la Secretaría de Transporte de la Nación, el mes pasado las operadoras del área metropolitana recibieron 1,2 millones de litros al valor subsidiado de $2,70. Quedaron fuera de ese cupo cerca de 400 mil litros que las empresas compraron a un precio de mercado de $6,10. Luego, Saeta les reintegró la diferencia entre esos $6,10 y el precio subsidiado de $2,70. Con este esquema, obviamente, ninguna empresa se quejará de los Tatsa que tienen endosados, porque los sobrecostos, que sólo en gasoil superan el millón de pesos por mes, terminan cubiertos con fondos públicos.