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Hace dos semanas me tocó vivir una situación muy desagradable. Al salir de mi casa nos dimos cuenta que ladrones habían robado la moto de mi empleada, que estaba estacionada en la entrada. Lo peor de todo fue darme cuenta, hablando con vecinos, que no habíamos sido las primeras víctimas de este tipo de delitos. Incluso varios vecinos aseguran ver con frecuencia chicos jóvenes de a dos a bordo de motos, “a la pesca” de alguna oportunidad. El nuestro era un barrio seguro. Ahora no.
María C. Vélez
Tres Cerritos - Ciudad