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Una noche de verano se presta para salidas, comidas al aire libre, una cerveza muy fría o un rico vino que acompañe una buena picada. La tradicional entrada en argentina es de fiambres pero también puede ser árabe, de mariscos o alguna etnia en particular.
Sus orígenes se remontan a las tradiciones culinarias artesanales, heredadas de los inmigrantes. Comenzó como una costumbre salvadora frente a la imprevista llegada de comensales. De ese modo, con sólo apelar a lo que sobrevivía en la alacena se lograba solucionar una comida. Según pasan los años, el recurso gastronómico se transformó en un plato con entidad propia.
A su vez, el paladar argentino fue aggiornandose y la picada fue exigiendo una variedad de ingredientes más amplios entremezclando sabores, tradiciones y etnias. La originalidad fue ganando terreno en el microclima de las famosas entradas.
Uno de los aspectos principales de la picada de allí su nombre es que los comensales pueden tomar a gusto los ingredientes que deseen ingerir; esto es llamado “picar”. Como tradicionalmente esto se hace con los dedos, se evita el añadido de aceite o de salsas directamente a los ingredientes. En su lugar, en ocasiones se incluyen potes con mostaza u otras salsas para “mojar” el alimento tomado antes de llevarlo a la boca. Suelen utilizarse escarbadientes o pequeños pinches.
Tablas de fiambres
Las tablas de fiambres suelen ser una excelente opción a la hora de ofrecer algo bueno, atractivo y apetitoso para comer, sin que tengas que asumir un importante esfuerzo ni nada por el estilo.
Simplemente teniendo en cuenta cuáles son los fiambres que quieres colocar y algunas cuestiones adicionales, como ser la presentación, podrás concebir un plato completo que es ideal para disfrutar en reuniones informales o para amenizar cualquier encuentro de la mano de un buen vino o una rica cerveza.
Pocas combinaciones son tan sabrosas y deliciosas como el fiambre con queso. Suele ser una magnífica opción a la hora de ofrecer a tus amigos algo bueno, atractivo y apetitoso para comer, sin gran esfuerzo, y dejando a todos plenamente satisfechos.
Los fiambres que mejor combinan en una tabla son: jamón cocido,crudo, bondiola, salamín, lomo ahumado, y panceta ahumada. También son muy bienvenidos el leverwurst, la longaniza calabresa, el matambre casero y la mortadela.
Los fiambres pueden ser cortados en fetas, rodajas o cuadrados y colocados en forma de abanico sobre una tabla de madera. Los panes son el acompañamiento por excelencia para estas tablas. No pueden faltar las papas, maní y palitos salados.
Etnias entremezcladas
Más que un queso y salamín, este plato trascendió las barreras imaginarias de fronteras geográficas y sabores posibles.
Al paladar tradicional puede sonarle algo extraño las picadas con quesos de cabra, mozzarella en aceite, camembert y quesos ahumados. También el guacamole, para acompañar diferentes tipos de panes especiados. No faltan salsas como el relish y chutney.
Por la gran influencia árabe en el país, la picada de comidas de esos lugares va avanzando y popularizandose en el ámbito local. Tal vez esta resulte más que una entrada una comida principal por su preparación y la variedad. En la misma no puede faltar en pequeñas porciones, las empanadas arabes, niños envueltos, kupis, puré de garbanzo, rollitos de quesos en masa y el tradicional laven.
Finalmente algo más exótico y elaborado es la picada de mariscos. Camarones, ostras, rabas, brochettes de langostinos, mejillones a la provenzal entre alguna que otra infaltable salsa y algún pan saborizado.
La tradicional tabla de fiambres y snacks
Cortados en fetas, rodajas o cuadrados y colocados en forma de abanico sobre una tabla de madera. Salames, diversas variedades de quesos, jamón crudo, cocido y mortadela. Infaltables el pan y los snacks.
La picada árabe, otro lujo inmigrante
Pequeñas porciones de empanadas árabes, niños envueltos, kupis cocidos y fritos, puré de garbanzo, rollitos de quesos en masa, el tradicional laven y ensaladas del mismo origen.
Una picada más exótica, la de mariscos
Camarones, ostras, rabas, brochettes de langostinos, mejillones a la provenzal, entre alguna que otra infaltable salsa y algún pan saborizado, no pueden faltar en una picada de mariscos.