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20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Parkour: de movimientos fluidos que desafían el cuerpo y la mente

Sabado, 14 de junio de 2014 02:49
FOTOS: Juan Barthe
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Agilidad, un atuendo cómodo, ganas y un espíritu libre. Es todo lo que necesitan. La destreza, la fuerza, la rapidez mental y física se va entrenando mientras comparten bastante más que jornadas de práctica, porque también son un gran grupo de amigos.

Se llaman Emotion. Tienen entre 13 y 30 años y son cada vez más. Más de 100 personas. Hacen parkour, una disciplina que consiste en el arte del desplazamiento superando obstáculos de un punto a otro por el bosque o la ciudad utilizando solamente las posibilidades que brinda el cuerpo de la manera mas rápida, fluida y técnica posible. Ellos lo hacen en la ciudad. Cada sábado se reúnen en el Monumento Güemes desde las 16 y estudian movimientos, los ensayan e idean otros nuevos. Corren, saltan, dan vueltas en el aire a toda velocidad. Disfrutan.

Un sábado soleado de otoño se reunieron con El Tribuno. Mostraron lo que hacen y dialogaron sobre esta disciplina que, entre quienes la practican, se traduce en una filosofía de vida. Dieron saltos mortales, corrieron velozmente, giraron en el aire desafiando obstáculos como árboles, muros y piedras. También hablaron sobre los prejuicios de muchas personas, sobre la imposibilidad de practicar en muchos espacios públicos y sobre la historia del grupo, que ha ido creciendo a pasos (y movimientos) agigantados.

Ramiro “Rama” Castro Cripezzi es uno de los precursores de Emotion. Comenzó entrenando solo en el monumento hace tres años y fue, de alguna manera, quien empezó a convocar al resto. Dice que no fue fácil porque no se conocía demasiado y la gente se fue sumando de a poco. “Hoy lo lindo de este grupo es que nos sentimos como parte de una misma familia. Somos muchos y muy unidos”, contó Rama.

Los sábados, mientras entrenan, comparten mates y cálidas charlas. Hablan de nuevas pruebas, lugares que quisieran explorar y de aquello que llaman “filosofía parkour”. Para Rama, esa filosofía está en la particularidad de ser una disciplina que los enfrenta con ellos mismos y a los obstáculos que aparecen en el escenario. “Parte de la premisa de la superación personal y es algo que cada uno siente de manera diferente”, expresó. Gianluca Panza, otro de los jóvenes que está en el grupo casi desde el inicio coincide: “Creo que la definición del parkour varía en cada persona que la practica porque tiene que ver con su modo de experimentar esta disciplina, con lo que siente al hacerlo. Para mí es el moverme de manera fluida y sentirme libre”, comentó. “Disfruto mucho venir, juntarme con mis amigos y practicar. Cada salto es algo inexplicable. Te libera, te despeja, te divierte”, agregó Daniel Sardinas.

Saltar espacios y prejuicios

Ya les ha ocurrido decenas de veces. Llegan a un lugar, empiezan a realizar sus prácticas y la Policía o los vecinos les piden que se retiren. A veces las personas hasta acusan temor de que sean vándalos, que escalan paredes para robar o hacer daño. Por eso entrenan casi exclusivamente en el Monumento Güemes. Alvaro Gutiérrez, otro de los jóvenes que entrena parkour, dice que hay bastante prejuicio de la gente e ignorancia sobre lo que significa. “Tratamos siempre de explicar de qué se trata porque así como hay personas a las que les gusta lo que hacemos y disfrutan vernos, hay otros que nos retan o nos echan de los espacios en los que practicamos”, comentó. “También, muchos piensan que somos unos locos y temen que nos lastimemos, pero nosotros nos cuidamos mucho, pese a que es una disciplina amateur”, agregó luego.

Los chicos de Emotion toman algunas precauciones. Quieren derribar la creencia popular de que son personas que ponen en riesgo su integridad física. “No dejamos que nadie se largue a hacer saltos peligrosos en las primeras prácticas. No queremos que nadie se lastime, por eso estudiamos los movimientos, los pensamos bien”, dijo Gianluca. “Además siempre tratamos de enseñarles valores a los chicos que van llegando al grupo. Eso es lo que nos hace tan unidos y fuertes aún cuando nos echen de un montón de lugares. Somos un grupo de chicos sanos que llevamos adelante los valores y la amistad, antes que todo”, agregó Alvaro.

“El límite de cada uno es uno mismo”

“Es una disciplina infinita. Cada lugar tiene un millón de posibilidades y lo bueno es que hay millones de lugares”, así lo definió Gianluca. Los límites a esa infinidad de posibilidades es uno mismo, piensa Rama. “Uno se mide a partir de sus propios progresos. A medida que avanza en una mortal, por ejemplo, crecen las posibilidades de hacer otras cosas, quizás más difíciles”, dice. Pero el desafío es para con uno mismo, su propio cuerpo. “No se compite con otros, se comparte”, vuelve a describir Gianluca.

“Emotion” combina “emoción” y “movimiento”. Fuera de ello queda cualquier tipo de competencia. El resto solo es disfrutar. “Invitaría a todos los que tengan ganas de practicar, quizás después de leer esta nota a que vengan porque es algo muy lindo. Los sábados, entre las 4 y las 5 de la tarde estamos acá, siempre. Pueden venir hombres y mujeres, sin límites de edad. Es sano, es divertido y uno gana amigos”.

Parkour, en francés, significa recorrido. El suyo recién comienza. Al gran salto, aún, están por darlo.

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