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No fue el debut ideal este 2-1 de la Argentina ante Bosnia en el Maracaná. Sufrió hasta el final ante un equipo limitado y regaló un tiempo resignándose a atacar a un rival que con poco nos lastimó mucho y hasta mereció empatar.
La albiceleste inauguró su Mundial con una alegría tempranera, a los 3’, cuando Kolasinac se llevó el balón por delante y anotó en contra, tras un centro de Messi que peinó Rojo.
Era 1-0 y parecía que Argentina se lo llevaría por delante. Pero no. El 3-5-2 de Sabella lo llevó a renunciar a su enjundia para atacar, mientras los bosnios complicaban y desnudaban las fragilidades de una defensa numerosa, pero insegura. La preocupación por el juego aéreo de Edin Dzeko llevó a que Pachorra ubicara una línea de cinco en el fondo, con dos laterales volantes encargados de evitar el envío de centro desde las bandas, más tres centrales. Sólo Di María, Messi y Agüero tuvieron roles ofensivos fijos. El flojo nivel individual de las figuras y la falta de un socio para Lio tampoco colaboraron. En el complemento, Sabella se avivó, sacó a Campagnaro y rodeó mejor a la Pulga, con dos delanteros y con Gago como socio. Así cambió el semblante, anotó un golazo eludiendo bosnios, definiendo de zurda y poniendo de pie al Maracaná (20’). Luego, el juego se encendió y la Argentina estuvo en más de una ocasión cerca del tercero. Pero terminó con la tensión de defender el resultado tras el descuento bosnio. Una desconcentración defensiva (Fernández perdió su marca dentro del área) y un achique infructuoso de Romero posibilitaron el tanto que puso suspenso en el marcador