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Su experiencia y haber sido campeón del mundo le da a Juan Martín “Látigo” Coggi autoridad para hablar de la actualidad del boxeo argentino. El excampeón mundial de los superligeros realizó ayer un preocupante diagnóstico del boxeo argentino, al asegurar que carece de técnicos para la transmisión de conocimientos y está plagado de “chantas” que no le pagan a los púgiles que transitan hacia el profesionalismo.
“El boxeo argentino está muy bajo y uno de los problemas principales tiene que ver con la falta de técnicos formadores de las nuevas camadas”, consideró Coggi.
A su criterio, esa falencia se debe a que “los boxeadores retirados no están enseñando porque tienen que trabajar aparte ya que no les pueden cobrar a los amateurs”.
“Si un boxeador no profesional pelea por 500 pesos no le podes descontar el 25 por ciento de lo que ganó por la sencilla razón que no le sirve a él ni a su preparador”, señaló quien posee el récord de ganar tres coronas mundiales en una misma categoría, la de los superligeros de la Asociación Mundial de Boxeo (1987, 1993 y 1996).
“Encima está lleno de chantas, hay muchos managers o promotores que no les pagan a los chicos porque aducen que no hubo público en las peleas, lo que es mentira”, enfatizó el ex púgil nacido el 19 de diciembre de 1961, en Fighiera, Santa Fe.
“A los pibes hay que pagarles lo que corresponde, si no se desalientan pensando: ‘¿para qué voy a correr el riesgo de que me caguen a trompadas si la guita se la lleva otro?’, prosiguió Coggi.
El recuerdo de Lectoure
Al considerar que “está muy tergiversado lo que es el compromiso del promotor con el boxeador” resultó ineludible que surgiera el recuerdo hacia Juan Carlos “Tito” Lectoure, quien regenteó por más de cuatro décadas el mítico Luna Park. “Antes uno peleaba 10 rounds en el Luna y Tito te compraba un departamento. Hubo un cambio grande después que falleció en 2002”, sostuvo Coggi.
“Lectoure era el único que manejaba el boxeo en la Argentina y el que tenía todos los contactos. Después apareció Osvaldo Rivero, que también llevó a muchos muchachos y a muchas chicas a ser campeones mundiales, pero ahora no hay nadie como ellos en el país”, recalcó quien ostenta la marca de conquistar y defender la corona mundial seis veces en un año (1993).
“La falta de un lugar que centralice los entrenamientos de los boxeadores que pueden ser referentes para que los jóvenes le puedan copiar algo como los hubo en otras épocas con el gimnasio del Luna Park o el de la Federación Argentina de Box”, fue otra crítica de Coggi.
“Ahora, los chicos no pelean, les falta actitud, se caen y se quedan en el piso o buscan la oportunidad para tirarse. Hemos tenido boxeadores que se han quedado en el piso, haciendo señas con la mano para que le tiren la toalla”, aseveró quien aún fue más duro con el momento de representar al país en el exterior.
“No quiero hablar mal de mis colegas, pero me exacerba cuando piensan más en el dinero que en la gloria, que no defienden o no buscan un título mundial como debe ser”, expresó elevando el tono de su voz.
“Es más -continuó- odio cuando empiezan a tararear el himno, no macho ¡cantalo!, ¿cómo vas a tararear el himno nacional?, no es una cumbia, cantalo y gritalo con toda la fuerza, que murieron 600 chicos en Malvinas por nuestro himno”.