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El gran meñique

Jueves, 01 de agosto de 2019 00:00
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El mes pasado la Corte Suprema de Justicia, en el caso Cannao, Néstor Fabián c/ Congeladores Patagónicos SA, tachó de arbitraria una sentencia de la Cámara del Trabajo que condenó a una empresa pesquera a pagarle $8 millones, a un trabajador por un accidente que sufrió en el dedo meñique de la mano izquierda.

La Cámara declaró responsable a la empleadora "en razón de que era la propietaria de los canastos llenos de langostinos con los que el accionante se había golpeado su meñique en circunstancias en que laboraba para aquella".

La Cámara apoyó el monto de la condena en un informe pericial que estimó la minusvalía del actor en un 26,44% de la total obrera, discriminado en un 14% por la disminución de movilidad en el dedo meñique, 10% por reacción vivencial anormal neurótica y 2,44% por factores de ponderación. Su fundamento fue que la tabla de evaluación de incapacidades del decreto 659/96, reglamentario de la ley de riesgos del trabajo, prevé hasta un 5% de incapacidad total por la amputación del dedo mencionado".

Néstor Fabián había tenido un accidente similar en el mismo dedo. El fallo no dice con cuánto se indemnizó ese primer accidente, pero Fabián habrá sacado cuentas que a razón de 8 millones por dedo podría lastimarse unos cuantos más, aunque solo le pagaran por la "reacción vivencial anormal neurótica".

¿Por qué tanta maldad, Mendieta?

Al revocar el fallo es evidente que la Corte Suprema no le dio su merecido valor a un dedo tan importante como el meñique. Recordemos que a este dedo se lo suele denominar también auricular, pues dada su contextura más delgada es el que está en mejores condiciones que sus compañeros para adentrarse en el orificio auditivo externo del oído llamado aurícula y así cumplir una función higiénica y relajante. En la cultura oriental es visto como un símbolo de buena higiene usarlo para hurgar otros orificios: nariz, dientes y ombligo, (rasca, limpia y da esplendor).

¿Cómo podrá el buen Néstor Fabián tomar el "five o'clock tea" o alzar la copa de Don Pérignon (con los 8 millones bien podía pagarlo), sin elevar con elegante cursilería un tieso meñique? Tampoco podrá vacacionar en Hawaii haciendo la "señal de shaka", (saludo en la cultura del surf que se hace extendiendo el pulgar y el dedo meñique mientras los demás dedos permanecen curvados).

Fabián correrá el riesgo de ser confundido con un extraterrestre, ya que en la famosa serie televisiva "Los invasores", estos solo se diferenciaban externamente de los humanos por no poder doblar el meñique...

En muchas culturas, los más firmes compromisos y sólidas promesas se sellan con un enganche de meñiques. Néstor Fabián pasará a ser considerado un hombre sin palabra (o sin meñique). También le estará vedado encontrar la pareja que le ha reservado el destino, puesto que en Japón se dice que hay un hilo rojo (Unmei no akai ito) que une atado al meñique a aquellas personas que están predestinadas a estar juntas.

Un fallo con mucha prensa

El fallo de la Corte Suprema fue publicado en todos los medios gráficos nacionales, generalmente con importantes titulares. Muchos citaron la fuente (que podría haber sido la misma Corte): la Unión de Administradoras de Riesgo de Trabajo que tiene un especial interés en hablar de la "industria del juicio" y los "costos laborales", que exigen una inmediata "reforma laboral".

No cabe dudas de que la Cámara Laboral dictó un fallo disparatado y desmesurado. Por algo existe el recurso de "arbitrariedad", que se sustenta solo y en la medida en que existan fallos arbitrarios. La sentencia de la Cámara es más que arbitraria: grotesca (lo mismo la impresentable pericia). Sin duda existen otros casos de arbitrariedad que no llegan a la Corte, pero entre los miles de juicios que tramitan en los juzgados laborales, son sin duda la excepción. Cualquiera de las otras ramas del derecho (penal, civil, comercial, familia) supera ampliamente los niveles de la arbitrariedad; pero ninguna tiene tanta prensa.

 

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