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20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Homenaje a los veteranos de Manchalá

El acto se realizó el sábado en el monumento que se encuentra sobre avenida Arenales. 
Domingo, 29 de mayo de 2022 13:51
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El sábado se llevó a cabo un nuevo  homenaje a los veteranos de Manchalá. El acto se realizó a las 11.30 en el monumento que se encuentra en el Ejército Argentino sobre avenida Arenales y contó con la participación,  entre otros, de los diputados Carlos Zapata, Virgina Cornejo y del exlegislador Andrés Suriani.  A pesar del frío, mucha gente se hizo presente para participar de la ceremonia. 


El combate de Manchala y togados con vergüenza al aire

Por Mauricio Ortín

El 28 de mayo de 1975, hacia las cinco treinta de la tarde, en Tucumán, 120 guerrilleros de la compañía de Monte “Ramón Rosa Giménez” del ERP (Ejército revolucionario del Pueblo) atacaron, a balazos y por sorpresa, a una docena de soldados que se encontraban apostados en la escuela de Manchalá, un caserío del interior de la provincia rodeado de cañaverales. Lejos de rendirse ante una fuerza numéricamente diez veces superior, los soldados respondieron con fuego a discreción. El combate, con una primera de gran intensidad, duró unas tres horas. Pese a estar rodeados los soldados resistieron heroicamente el asedio. A dos kilómetros de del lugar, en Balderrama, un suboficial y tres soldados que escucharon los disparos montaron en un camión Unimog y acudieron en ayuda. Otro camión, el que llevaba la merienda a los que estaban en la escuela, a poco de llegar, fue recibido con fuego enemigo. De los tripulantes, un soldado fue herido gravemente y los demás se sumaron al combate. La tenaz resistencia, más la convicción de que los sitiados estaban recibiendo refuerzos blindados precipitó el desbande por los cañaverales de los subversivos. Fue una derrota en toda la línea del ERP y una gran victoria de la democracia. Ello porque los militares, pertenecientes a la Compañía de Ingenieros 141 con asiento en Salta, no se hallaban allí de casualidad. Para nada. Su presencia acataba rigurosamente el decreto emanado de la entonces presidente María Martínez de Perón y sus ministros. El cual, literalmente, ordenaba a las Fuerzas Armadas “aniquilar” al ERP en dicha provincia. El monumento, “Al Combate de Manchalá”, erigido dentro del predio donde se dio la histórica batalla de Salta, fue la manera que eligió la Nación para homenajear a esos bravos.

 

 

Vergüenza e infamia

En el año 2002, el peronismo retornó al poder. Apenas asumido, el presidente Néstor Kirchner nombró a Eduardo Luis Duhalde y a Rodolfo Mattarollo, Secretario y Subsecretario de Derechos Humanos de la Nación, respectivamente. Ambos de probada y pública militancia en el ERP. La gestión de Duhalde prosiguió en el gobierno de Cristina Kirchner. En el año 2012, el abogado Martín Ávila, agente querellante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en los juicios de lesa humanidad y recién elegido concejal de la ciudad de Salta, solicitó al Concejo Deliberante la aprobación del proyecto que reclamaba, al Ministerio de Defensa de la Nación, la demolición del monumento Al Combate de Manchalá (ello así, porque éste se alzaba en un terreno del ejército). Los argumentos esgrimidos para tal fin fueron entre grotescos e infantiles. Según Ávila, dado que de que en el monumento se destacaba la figura de un cóndor, no cabía la menor duda que éste había sido erigido para homenajear al “Plan Cóndor” (dicho sea de paso, el Plan Cóndor lo inició la presidente María Martínez de Perón). Por otro lado, descalificó al combate de Manchalá (y a los soldados que allí combatieron) como un hecho genocida de las Fuerzas Armadas. Para estigma permanente de los salteños, primero, y luego, de los argentinos, la solicitud de demolición del monumento fue aprobada por amplia mayoría. El gobernador de entonces, Juan Manuel Urtubey, consintió el agravio a los soldados. Lo mismo el intendente de la ciudad y la mayoría de la legislatura. Todos peronistas. Fueron contados los políticos que denunciaron la infamia. Así, el mismo partido político que desde el poder (el justicialismo) los había enviado a “aniquilar”, cuarenta años después, los vituperaba por aniquiladores. Es que en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y sus sucursales provinciales ahora estaba en manos del ERP; de los que se habían desbandado en Manchalá.

Derechos humanos y Manchalá

Secretaría de Derechos Humanos de la Nación es un eufemismo para ocultar lo que se debería llamar: ministerio de la Propaganda. Su verdadera y principal función no tiene nada que ver con los derechos humanos sino con el viejo programa del ERP. Esto es destruir a la burguesía y a las Fuerzas Armadas. Ese era el objetivo expreso de la lucha armada en los años ’70 y sigue siéndolo; aunque ahora, oculto y por otros medios. El presupuesto multimillonario que maneja el organismo se destina casi con exclusividad, a ensalzar subversivos y a denigrar con el mote de “genocidas” a policías militares y empresarios. En los últimos veinte años no se han ocupado de ni una sola de las víctimas del terrorismo marxista. Paula Lambruschini, María Cristina Viola, Juan Eduardo Barrios, Argentino del Valle Larrabure y tantos otros no son humanos para dicha Secretaría. Sí, en cambio, Rodolfo Walsh o Roberto Santucho. Pero tergiversar la historia con “la memoria tuerta” no es tan fácil. Hay lugares, cosas y símbolos que remiten a los hechos como fueron y hay que borrarlos de la memoria. El monumento al combate de Manchalá afirmaba, categóricamente, una acción de guerra. Y desaparecerlo era mucho más simple de explicar que: doce “genocidas” fueron atacados por 120 víctimas armadas hasta los dientes.

El macrismo y Manchalá

Hay que decir que la destrucción del monumento no causó estrépito en el foro, ni mucho menos. Los medios masivos de comunicación tampoco acusaron recibo. Ante la indiferencia generalizada, Centro de Estudios Salta, con fondos propios, produjo la película “La escuelita de Manchalá”. En la misma, los conscriptos cuentan detalladamente lo que vivieron cuando el combate y cuando la destrucción del monumento. Durante el gobierno del presidente Macri, el Centro de Estudios Salta solicitó la exhibición de la película en el canal de televisión oficial. Por ese entonces el Titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos era Hernán Lombardi. La respuesta fue negativa. En el canal de todos los argentinos, que mantenía programas de Hebe de Bonafini y de Horacio Vertbitsky, no había lugar para unos soldados que contaban su verdad contra el relato oficial.
Liberales, ma non troppoà
El país vive un clima de efervescencia liberal y bienvenido sea. Las ideas que, a fines del siglo 19 llevaron a la Argentina a ser el país más rico del mundo en PBI per cápita, están de moda. Brillantes intelectuales se pasean por los medios y redes de comunicación dando cátedra a propios y extraños. Gracias a estos, ya no hay lugar para defender la emisión incontrolada de dinero o el control de precios sin exponerse al ridículo. ¿Pero, del relato setentista y sus nefastas consecuencias qué? El ideario liberal no se reduce solo a la economía; también, y fundamentalmente, de la libertad de las personas se ocupa. ¿Qué tiene de moral y de liberal hacerse el distraído con la suerte de los militares, policías y empresarios que sufren la persecución arbitraria del Estado?
Jueces, fiscales y Manchalá
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”, pero, por lo menos para la Argentina, también vale que: la política es la continuación de la guerra. Es que la guerra civil emprendida por los subversivos en los ’70 no ha finalizado con su derrota por las armas. Los medios eficientes ahora son los políticos. Estrictamente, los judiciales. Principalmente, el disparate jurídico que afirma que el gobierno militar llevó adelante un “Plan Sistemático de Exterminio de la Población Civil”. Y, es precisamente por esto mismo que, cuando los solemnes jueces dictan sus sentencias condenatorias, Manchalá los deja con el culo al aire.
 
 

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