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La escena parecía sacada de una película absurda. Pasada la medianoche, en una de las calles silenciosas de barrio Valle Escondido, un hombre avanzaba a pie, solo, con una banca de madera al hombro, un matafuego colgado del brazo y un par de herramientas que chocaban entre sí con cada paso.
Efectivos que realizaban servicio de Policía Adicional en la zona lo vieron a la distancia y no pudieron ignorar la extraña postal. Lo interceptaron a pocos metros y, al pedirle que explicara el origen de los objetos, el hombre -de 31 años- balbuceó una respuesta incoherente. Ninguna historia cerraba.
Ante la evidente contradicción, los agentes procedieron a demorarlo y secuestrar los elementos. Según confirmaron fuentes policiales, ninguno de los objetos podía ser acreditado como propio, por lo que fueron puestos a disposición de la Fiscalía Penal N° 4, que ordenó las primeras diligencias.
El sujeto fue trasladado a la dependencia policial de la zona norte, donde permanecerá hasta que se determine si los objetos están vinculados a robos recientes denunciados en barrios cercanos.
Lo cierto es que, gracias a la reacción de los efectivos, el curioso “paseo” terminó antes de que los objetos desaparecieran. Una intervención oportuna que evitó que un hecho menor se transformara en un nuevo robo consumado en la ciudad.