“El parque San Martín, que de día es un tierral donde se ven los monumentos destrozados, no tiene ninguna flor y pululan vendedores ambulantes de lo que sea, por las noches no solo no mejora, sino que se vuelve peor: se transforma en una zona de terror”, dijo Lidia Bonet, una vecina. “Es una tierra de nadie por la que caminan, como sombras, delincuentes, proxenetas, vendedores de drogas, adictos, linyeras, prostitutas y travestis, sin que nadie haga nada, puntualizó Marcelo Miranda, otro residente en el área de influencia del espacio que alguna vez fue verde. “Ni te acerqués al lago porque el solo hecho de respirar cerca de esa inmundicia podría hacerte víctima de una muerte súbita”, ironizó una joven odontóloga.
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“El parque San Martín, que de día es un tierral donde se ven los monumentos destrozados, no tiene ninguna flor y pululan vendedores ambulantes de lo que sea, por las noches no solo no mejora, sino que se vuelve peor: se transforma en una zona de terror”, dijo Lidia Bonet, una vecina. “Es una tierra de nadie por la que caminan, como sombras, delincuentes, proxenetas, vendedores de drogas, adictos, linyeras, prostitutas y travestis, sin que nadie haga nada, puntualizó Marcelo Miranda, otro residente en el área de influencia del espacio que alguna vez fue verde. “Ni te acerqués al lago porque el solo hecho de respirar cerca de esa inmundicia podría hacerte víctima de una muerte súbita”, ironizó una joven odontóloga.