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Mujeres en oficios no convencionales

Domingo, 20 de noviembre de 2011 16:50

Son perseverantes, minuciosas y responsables. Así describió Daniel Acosta a sus alumnas. Daniel es el profesor de Soldadura y Arco en la industria de la construcción que se dicta en el Centro de Formación Profesional 3.166 de barrio La Loma. En Villa Mitre sucede algo parecido: las mujeres cada vez se deciden más por los oficios. Así lo confirmaron las autoridades de los centros de capacitación, quienes destacaron la capacidad de la mujer para este tipo de tareas, el incremento paulatino de las alumnas en las aulas y la salida laboral que tienen los oficios.
Amoladoras, soldadoras, morsas, guillotinas, máscaras fotosensibles, hierros, martillos, pinzas son algunos de los elementos y maquinarias con los que cuenta el centro de formación de La Loma.
Se dictan cinco cursos, todos por la tarde, de lunes a viernes. La escuela abrió sus puertas hace cuatro años y cada año se suma nuevo equipamiento.
“Las mujeres se han sumado gradualmente y ellas son las que empiezan y terminan el curso, son muy prolijas”, comentó Daniel.
En este centro hoy son 86 alumnos, de ese total 22 son mujeres distribuidas entre los cursos de construcción en seco o durlock, pintura de obra, instalador domiciliario de gas, operador de PC y soldadura.
Aquí las mujeres no solo son alumnas sino también instructoras en las áreas de albañilería, pintura de obra, revestimiento e informática.
“El hombre y la mujer están en el mismo nivel de capacidad. A algunos les cuesta más y a otros menos, pero los dos pueden hacer bien la tarea”, aseguró el profesor a cargo del curso de soldadura.
En el otro extremo de la ciudad está el Centro de Formación de Villa Mitre, que hasta agosto tenía 458 alumnos: 234 varones y 224 mujeres.
“La diferencia es mínima, las mujeres se capacitan y hacen cosas muy buenas”, destacó el director del centro José Pérez.
En el este de la ciudad el grueso del alumnado tiene entre 40 y 50 años, “vienen porque changuean y quieren mejorar sus ingresos. Con la mujer pasa lo mismo”.
Con 37 años de trayectoria en la enseñanza, por la noche se dictan 13 cursos y sus alumnos llegan de distintos barrios.
El director del centro resaltó que se suman cada año cursos nuevos y que las personas responden muy bien.
Las mujeres no solo participan de las clases de tapicería, sino también de albañilería, electricidad, mecánica de motos, explicó el director del centro.
 

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Son perseverantes, minuciosas y responsables. Así describió Daniel Acosta a sus alumnas. Daniel es el profesor de Soldadura y Arco en la industria de la construcción que se dicta en el Centro de Formación Profesional 3.166 de barrio La Loma. En Villa Mitre sucede algo parecido: las mujeres cada vez se deciden más por los oficios. Así lo confirmaron las autoridades de los centros de capacitación, quienes destacaron la capacidad de la mujer para este tipo de tareas, el incremento paulatino de las alumnas en las aulas y la salida laboral que tienen los oficios.
Amoladoras, soldadoras, morsas, guillotinas, máscaras fotosensibles, hierros, martillos, pinzas son algunos de los elementos y maquinarias con los que cuenta el centro de formación de La Loma.
Se dictan cinco cursos, todos por la tarde, de lunes a viernes. La escuela abrió sus puertas hace cuatro años y cada año se suma nuevo equipamiento.
“Las mujeres se han sumado gradualmente y ellas son las que empiezan y terminan el curso, son muy prolijas”, comentó Daniel.
En este centro hoy son 86 alumnos, de ese total 22 son mujeres distribuidas entre los cursos de construcción en seco o durlock, pintura de obra, instalador domiciliario de gas, operador de PC y soldadura.
Aquí las mujeres no solo son alumnas sino también instructoras en las áreas de albañilería, pintura de obra, revestimiento e informática.
“El hombre y la mujer están en el mismo nivel de capacidad. A algunos les cuesta más y a otros menos, pero los dos pueden hacer bien la tarea”, aseguró el profesor a cargo del curso de soldadura.
En el otro extremo de la ciudad está el Centro de Formación de Villa Mitre, que hasta agosto tenía 458 alumnos: 234 varones y 224 mujeres.
“La diferencia es mínima, las mujeres se capacitan y hacen cosas muy buenas”, destacó el director del centro José Pérez.
En el este de la ciudad el grueso del alumnado tiene entre 40 y 50 años, “vienen porque changuean y quieren mejorar sus ingresos. Con la mujer pasa lo mismo”.
Con 37 años de trayectoria en la enseñanza, por la noche se dictan 13 cursos y sus alumnos llegan de distintos barrios.
El director del centro resaltó que se suman cada año cursos nuevos y que las personas responden muy bien.
Las mujeres no solo participan de las clases de tapicería, sino también de albañilería, electricidad, mecánica de motos, explicó el director del centro.
 

Visión de las pymes
El presidente de la Cámara de Pymes de Salta, Nahuel Hyon, dijo a El Tribuno que en el último período hubo una apertura en el acceso a la capacitación y, al mismo tiempo, a aprender oficios no convencionales.
Hyon destacó que en esto también tiene que ver el avance en la tecnología de las herramientas, lo que posibilitó que la mujer haga trabajos que antes solo los hacía el hombre.
“La educación no formal orientada en oficios es la que está motivando el desarrollo de la mujer en tareas que no eran convencionales a su género. El acceso a diferentes cursos de construcción, herrería, carpintería o mecánica abre la posibilidad que se transformen en oferentes de estos servicios”, sostuvo el presidente.
Sin embargo, Hyon no dejó de mencionar la barrera cultural que dificulta a la mujer afianzarse como emprendedora. Comparó esta situación con otros países de Europa y Asia en los que son valoradas las cualidades propias de la mujer para desarrollar ciertas tareas: “Se trata de un capital que las empresas buscan cuando necesitan personal”.
“Habría que brindar mayor apoyo y herramientas concretas para que lo logre, afirmando sus cualidades como lo son la responsabilidad, constancia y voluntad que, si son orientadas, pueden ser el potencial determinante para éxito”, aseguró el titular de la Cámara.
 

Acompañar a las emprendedoras
La asociación civil LAS se creó hace dos años en capital para acompañar a las mujeres en esta nueva meta de ser emprendedoras. Laura Ocampo, vicepresidenta de la asociación destacó que se intenta fortalecer el equilibrio emocional de las mujeres y su autoestima. “Sucede que muchas mujeres, por distintas circunstancias, pasan a ser proveedoras de su familia y esto les genera miedo e incertidumbre. Nosotras intentamos orientarlas y acompañarlas”, dijo Ocampo. Entre las actividades que encaran como charlas y encuentros buscan “la valoración de las mujeres y que avancen en tareas y aspectos que antes dependían de otra persona”, agregó Ocampo. La Asociación hoy se encuentra en un proceso de reorganización, pero uno de sus proyectos es formar un club de empleo.
Las que deseen incorporarse o conocer de las tareas pueden comunicarse al correo electrónico:
[email protected].
 

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