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?Más reconfortante que llevar presidentes es salvar vidas?

Viernes, 30 de diciembre de 2011 10:55

En ese entonces, el vicecomodoro Claudio Zanlongo era piloto de los dos helicópteros presidenciales. Por eso el día que estalló todo, en 2001, Zanlongo aterrizó un helicóptero Sikorsky S-76 en la terraza endeble de la Casa Rosada y en menos de un minuto sacó por los aires al saliente presidente Fernando De la Rúa. En ese momento no sabía que iba a quedar en la historia y tampoco imaginaba que esas maniobras iban a quedar en la retina de millones de argentinos.

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En ese entonces, el vicecomodoro Claudio Zanlongo era piloto de los dos helicópteros presidenciales. Por eso el día que estalló todo, en 2001, Zanlongo aterrizó un helicóptero Sikorsky S-76 en la terraza endeble de la Casa Rosada y en menos de un minuto sacó por los aires al saliente presidente Fernando De la Rúa. En ese momento no sabía que iba a quedar en la historia y tampoco imaginaba que esas maniobras iban a quedar en la retina de millones de argentinos.

Hace días se cumplieron los primeros 10 años de esa crisis institucional, social y política que dejó 39 muertos, incluyendo 9 menores de 18 años. Claudio Zanlongo vive en Salta hace más de seis años. Pidió el retiro de las Fuerzas Armadas para transformarse en uno de los cuatro pilotos civiles de la Provincia. No por nada fue elegido para trasladar presidentes. Con 50 años, vuela helicópteros desde los 18.

“Es más reconfortante salvar vidas humanas que trasladar primeros mandatarios, por más que sea una actividad muy importante. En la Provincia el 90% de los vuelos son sanitarios. No hay horarios. Sobre todo en esta época de lluvias. El Chaco salteño queda aislado totalmente y hay una comunidad inmensa que sufre eso todos los veranos. El helicóptero es vital para ellos”, contó.

“Fue un vuelo muy difundido, pero fue más trascendental en mi vida rescatar a una abuela en el cerro”, dijo Zanlongo. Pero el 20 de diciembre era uno de los dos pilotos que estaba de turno. “Hacíamos la inspección previa del helicóptero y esperábamos que nos llame el Edecán de turno”, contó.

Esa mañana, el expresidente despegó en el Sikorsky S-76. Para el otro helicóptero, el Sikorsky Black Hawk, los mandos superiores tenían planeado otro destino, en caso que hiciera falta. “A la mañana temprano todo se perfilaba como un día normal. No imaginamos que el presidente renunciaría ese día y mucho menos que iban a haber 39 muertos”, dijo Zanlongo. El expresidente aterrizó a las 11:45 de la mañana en al helipuerto presidencial, a unos 230 metros de la Casa Rosada.

Horas más tarde, en la plataforma militar del aeroparque Jorge Newbery les informaron que habría una evacuación desde la terraza de Casa Rosada. Ese helipuerto no se usaba desde la Semana Santa de 1987, cuando el presidente era Raúl Alfonsín. “La casa está en orden”, había dicho.

Además del problema estructural del techo, que no está preparado para aguantar el peso de un helicóptero, el cielo estaba plagado de cables y antenas que podían desencadenar una tragedia. Pero ya estaba decidido. La seguridad presidencial no se arriesgaría a cruzar los 230 metros que separan el helipuerto oficial de la Casa Rosada.

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