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El nuevo gabinete y su escasa influencia

Domingo, 04 de diciembre de 2011 12:41

El enorme centralismo que existe en la toma de decisiones del Gobierno, que se profundizó tras la muerte de Néstor Kirchner, transforma la incertidumbre por el nuevo gabinete en un dato absolutamente secundario para la sociedad. En el mundo de la política parece importar mucho y hasta paralizar la actividad de algunos funcionarios, pero en los hechos concretos impactará casi nada en las futuras medidas de la Casa Rosada. Sea quien sea el elegido de Cristina para ocupar el ministerio de Economía, el área más sensible de una administración en tiempos de turbulencias, está claro que lo que se viene en materia económica no dejará mayores sorpresas de las que vivió el país desde las elecciones hasta ahora.

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El enorme centralismo que existe en la toma de decisiones del Gobierno, que se profundizó tras la muerte de Néstor Kirchner, transforma la incertidumbre por el nuevo gabinete en un dato absolutamente secundario para la sociedad. En el mundo de la política parece importar mucho y hasta paralizar la actividad de algunos funcionarios, pero en los hechos concretos impactará casi nada en las futuras medidas de la Casa Rosada. Sea quien sea el elegido de Cristina para ocupar el ministerio de Economía, el área más sensible de una administración en tiempos de turbulencias, está claro que lo que se viene en materia económica no dejará mayores sorpresas de las que vivió el país desde las elecciones hasta ahora.

El ajuste en las cuentas públicas y un control de la inflación, vía una baja en el consumo, parecen ser las claves de la “sintonía fina” que Cristina lleva adelante y que continuará a partir del 10 de diciembre.

Ninguno de los nombres que suenan fuerte para ocupar el Palacio de Hacienda viene de afuera del Gobierno. Sea Julio De Vido, Hernán Lorenzino, Débora Giorgi o Mercedes Marcó del Pont, todos ellos vienen trabajando para el proyecto político kirchnerista desde hace mucho tiempo en lugares de relevancia.

El poderoso ministro de Planificación, que levantó llamativamente su perfil tras la victoria de Cristina en octubre, será sin lugar a dudas un dirigente central en la aplicación de la política económica del Gobierno. Su función podrá ejercerla desde el Ministerio de Economía, desde la jefatura de Gabinete o desde un megaministerio de Planificación, pero al ser el creador de la maraña de subsidios que tuvo el Gobierno por años, todo indica que estará en sus espaldas la responsabilidad de eliminarlos paulatinamente.

De Vido tiene el respaldo de los industriales y de los gremios, Lorenzino del vicepresidente electo Amado Boudou, y Giorgi y del Pont tienen línea directa con Cristina. El hermetismo que mantiene la Presidenta sobre el tema podría también dejarle la puerta abierta a algún tapado, aunque el proceso de ajuste que encaró la jefa de Estado requerirá de una persona con cintura política para minimizar los costos que eso traerá a la imagen del Gobierno.

“Cristina mantiene el misterio sobre el Gabinete como una señal a su propia tropa. Ella y nadie más que ella será la encargada de diseñar las políticas. La Presidenta, tal como vino haciendo hasta ahora, no cederá las decisiones centrales en ninguno de sus colaboradores, que eso quede bien en claro”. Así, con esa franqueza, un importante dirigente oficialista resumió en off the record ante El Tribuno el porqué de tanta incertidumbre alrededor de los futuros ministros.

A la Presidenta le aguarda un desafío de gigantes proporciones, quizás mayores de las que tuvo al asumir su mandato en 2007. Allí su gran objetivo era mostrar que no era una delegada de su esposo y que ejercería el poder con relativa independencia. Esa iniciativa, sin lugar a dudas, la cumplió con creces, pero lo que se viene en un contexto internacional desfavorable le abre un interrogante nunca explorado en los ocho años de kirchnerismo: ¿cómo enfriar la economía sin parecer que se la está enfriando?

Ocurre que el relato kirchnerista reivindicó hasta el hartazgo durante la crisis de 2009 las políticas “contracíclicas” que aplicó el Gobierno para no ajustar la economía mientras el resto del mundo lo hacía. Ahora, cuando todo hace pensar que los precios de los commodities bajarán en medio de una menor competitividad del peso argentino, Cristina decidió pasar la tijera mientras países como Brasil se encuentran tomando medidas para incentivar el consumo. Del impacto que tenga la quita de subsidios en la clase media dependerán, en gran medida, los índices de crecimiento para los años que vendrán. Los más optimistas, incluso dentro de la Casa Rosada, admiten que el crecimiento para 2012 podría ubicarse apenas por encima del cinco por ciento. Otros, los más pesimistas, consideran que ese número no será mayor al cuatro por ciento. Lo que nadie se anima a arriesgar es que el año próximo se mantendrán los números que se tuvieron hasta ahora.

La extrema confianza

La elección de la esposa del gobernador tucumano José Alperovich como presidenta provisional del Senado fue una pista ineludible de lo que buscará Cristina con sus nuevos ministros y secretarios de Estado.

La Presidenta es amiga personal de Beatriz Rojkés y su vínculo con ella pesó más en su decisión que cualquier otra cosa. Aníbal Fernández, quien hace ocho años es ministro de los Kirchner, aguardaba agazapado el nombramiento pero se debió conformar con la presidencia de la Comisión de Presupuesto. La confianza, otra vez, pudo más que la militancia en el complejo universo K.

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