Los chicos de prejardines y salas maternales privadas, hijos de nadie. No existe una normativa que regule el funcionamiento de estas instituciones ni que controle qué aprendizajes reciben ni si tienen seguridad o no. Para el sistema estatal, estos niñitos entre 45 días y 4 años simplemente son un “emprendimiento comercial”. Tampoco se sabe cuántos son los que están a la deriva.
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Los chicos de prejardines y salas maternales privadas, hijos de nadie. No existe una normativa que regule el funcionamiento de estas instituciones ni que controle qué aprendizajes reciben ni si tienen seguridad o no. Para el sistema estatal, estos niñitos entre 45 días y 4 años simplemente son un “emprendimiento comercial”. Tampoco se sabe cuántos son los que están a la deriva.
En contrapartida, los ministerios de Educación y Desarrollo Humano tienen a su cargo 41 espacios denominados Centros de Desarrollo Infantil (CDI), adonde asisten unos 8.000 niños de escasos recursos. Ellos son atendidos por maestras del nivel inicial, asistentes sociales, psicólogos y personal de apoyo que se ocupa de su alimentación e higiene.
Por otra parte, la ley de educación nacional estableció la universalización de las salas de 4 años. Cada vez se incorporan más salas a las escuelas públicas.
Martín Gutiérrez, director de Educación Primaria e Inicial, manifestó que “en 2012, casi la totalidad de las escuelas del interior provincial tendrán una sala de 4”. Es más, algunas ya incorporaron la de 3 años.
Entonces, la pregunta es: ¿por qué el Estado regula sus 41 centros y las decenas de salas de 4 años de las escuelas públicas y no a los prejardines privados?
Tras el caso de la nena escrachada con la factura pegada en el delantal con la deuda impaga de sus padres, saltó la situación irregular de las salas maternales en Salta. Lo preocupante es que nadie se hace cargo del caso ni habla de los derechos de los niños. Solo hubo una reacción comercial que lejos está de resguardar íntegramente a aquellos seres que más amamos.
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En 2011, el nivel Inicial empezó a trabajar con el nuevo diseño curricular que contempla a los bebés desde los 45 días.
“Se definieron contenidos que utilizan el juego como eje del desarrollo de las competencias de socialización y convivencia”, indicó Gutiérrez.
Una directora de nivel Inicial del interior provincial sostuvo que “el Ministerio de Educación tendría que regular la oferta también de los jardines maternales. Eso depende de una decisión política. Nosotros trabajamos con un programa, ellos no”.
Gutiérrez, en cambio, agregó: “¿Todos tendrían la obligación de adherirse a los diseños curriculares? ¿un papá lleva a si hijo a la sala maternal para que aprenda o simplemente para que lo cuiden? Creo que caben muchas preguntas. Habrá que encontrar un punto en común y abrir el debate sobre quien tiene la facultad de regular”, dijo