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Muy lejos de volver a la normalidad

Viernes, 08 de julio de 2011 23:10


Varios lectores se comunicaron ayer con El Tribuno para plantear la misma pregunta: ¿Cuándo se cumplen las 48 horas en las que dijeron que se iba a normalizar la distribución de combustibles? Es que, tras más de una semana de largas colas frente a los surtidores, los automovilistas salteños no ven la hora de volver a la normalidad.

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Varios lectores se comunicaron ayer con El Tribuno para plantear la misma pregunta: ¿Cuándo se cumplen las 48 horas en las que dijeron que se iba a normalizar la distribución de combustibles? Es que, tras más de una semana de largas colas frente a los surtidores, los automovilistas salteños no ven la hora de volver a la normalidad.

Pero esa anhelada “normalidad” está todavía lejos. Las erradas políticas de los últimos años determinaron que Argentina deje de autoabastecerse de energía, y el escenario futuro es muy pesimista. Y para ello hay que remitirse a los números: Este año se espera que se incorporen al parque automotor unos 800.000 autos. En consecuencia, el consumo de naftas y gasoil crecerá entre un 6% y un 8%. Pero la producción de petróleo caerá este año un 13%. La única opción posible para cubrir esa brecha es la importación, pero tanto las naftas como el gasoil cuestan en los mercados internacionales más que en nuestro país, y ninguna petrolera está dispuesta a trabajar a pérdida.

La alternativa obvia sería aumentar la producción de gas y petróleo. Pero aquí vuelven las malas noticias: entre los trabajos que demanda la exploración de nuevos yacimientos, la perforación de los pozos y su puesta en operaciones, pueden pasar entre 4 y 5 años.

Usted se preguntará ¿por qué no se hizo esto hace 4 o 5 años para no llegar a la situación actual? La respuesta es simple: desde que llegó al poder Néstor Kirchner, el Gobierno nacional decidió mantener congelado el valor que paga por el gas y el petróleo producidos en el país. Y mientras en el mundo el precio del crudo alcanzó récords históricos, las petroleras que operan en Argentina siguen cobrando casi lo mismo que en 2001.

Nadie está dispuesto a invertir si no hay posibilidades de recuperar esa inversión. Por eso empresas como YPF ya no buscan gas o petróleo en el país y sí lo hacen, por ejemplo, en la vecina Bolivia. Es que por cada millón de BTU (es una unidad de medida) de gas que extraen en Argentina cobran 1,5 dólares, mientras que si lo obtienen en Bolivia, el Gobierno nacional lo importa a más de 7 dólares.

Si no se cambia la política vigente, para el futuro sólo se puede esperar mayor escasez y un encarecimiento del costo de la energía. Es el precio que hay que pagar por la demagogia kirchnerista.

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