El socio estratégico y líder comercial para la Argentina es Brasil. El intercambio bilateral da pérdidas para la Argentina, lo que implica que la “brasildependencia” representa apostar al destino financiero del vecino país en el seno del Mercosur.
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El socio estratégico y líder comercial para la Argentina es Brasil. El intercambio bilateral da pérdidas para la Argentina, lo que implica que la “brasildependencia” representa apostar al destino financiero del vecino país en el seno del Mercosur.
La pregunta clave es si Brasil deja de comprarle a la Argentina para ahorrar en esta crisis y si devalúa más el real (ya hizo nueve microdevaluaciones seguidas) qué puede pasarle a la Argentina. La devaluación del real es seguida en la Casa Rosada porque una mayor apreciación del dólar brasileño impactará fuertemente en las exportaciones locales. El límite de tolerancia que tendrá para la Argentina la devaluación del real es -según los cálculos técnicos de los monetaristas- del 15%. Hasta ahora se sabe que, desde fines de julio, el real perdió 10% de su valor contra el dólar. Argentina depende no tanto de un centro financiero único, como fue en el siglo XX. La globalización la toma como parte de un esquema más amplio y así es que ahora -
además de la “brasildependencia” (por la devaluación del real)- se vincula estrechamente al destino de los precios internacionales de la soja y a la fortaleza del dólar, frente a otras monedas. O sea, en el mundo de la globalización hay múltiples dependencias económicas. La soja ha bajado mínimamente, el real en el último mes se depreció 6% y el dólar perdió el martes pasado 0,65% de su valor. Tres variables debilitadas en la globalización afectarían a Argentina. Y si Brasil no está blindado, esa “brasildependencia” se convertiría en tóxica. Brasil, por su parte, cuidará su estilo de economía orientadora fuerte para las más débiles y buscará mejores posiciones en la globalización. Hoy la renta internacional no proviene siempre de una moneda fuerte, de cobrar mejor los commodities ni de contar con el ejército mejor equipado. En la globalización, el negocio es comprar papeles de la deuda soberana de los países más fuertes. Brasil y sus socios internacionales quieren gastar sus reservas en la ingeniería financiera mundial. Invertir en títulos de tesoros que se cotizan en el mundo. Es así que Brasil va a diversificar sus reservas internacionales, comprará menos bonos del Tesoro de los EEUU y más del Estado alemán y del británico. Brasil es el cuarto mayor acreedor de EEUU. con US$211 millones hasta mayo de 2011. Una fórmula a la mejor usanza de la economía clásica. Integrarse con dinero a las grandes finanzas internacionales para ayuda a estabilizar a los mercados volátiles del mundo. Brasil obtendrá mejores beneficios de la crisis europea y estadounidense.
Séneca, filósofo latino, dijo algo parecido al quehacer brasileño: “Los males previstos resultan menores”.