La buena noticia acerca de la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ayuda a empezar con optimismo un año que empezó con malas nuevas.
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La buena noticia acerca de la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ayuda a empezar con optimismo un año que empezó con malas nuevas.
Vivimos en un tiempo de profunda transformación y el futuro no es fácilmente predecible. La crisis financiera del primer mundo no se explica con fórmulas simples, sino que tiene muchos elementos complejos. El sistema económico mundial está cambiando y nosotros somos un país grande, con enorme potencial y poco desarrollo. Los cimbronazos van a llegar y es de esperar que no nos tomen desprevenidos. Este año no será próspero en lo económico como el anterior. Hay problemas fiscales y la sequía se hace sentir en una economía dependiente de la producción primaria.
Las dificultades no equivalen a catástrofes, porque el país funciona.
Pero el reacomodamiento no es solamente económico. Las amenazas entre Irán y Occidente en el Golfo de Hormuz no deben pasar desapercibidas. Por una parte, Irán prueba armas con tecnología sofisticada frente a países como EE.UU., Gran Bretaña e Israel, con mucho mayor poder de fuego. Obama anuncia una disminución de su poderío bélico, pero que no hace peligrar su posición de país más poderoso del mundo.
China, India y Rusia, tres de las cuatro economías emergentes, tienen armamento nuclear y es difícil predecir si ahora o después se atreverían a desafiar a Washington. Pero Irán sabe que, por ahora, lo protegen.
La Argentina vive en este mundo de incertidumbres y comienza a sentirse segura con respecto a su estabilidad. Sin embargo, los fantasmas de la hiperinflación y de la hiper recesión siguen agazapados.
Hablar de crisis en verano es deprimente, salvo que uno vea en ellas la oportunidad.
Nuestro país ya cumple tres décadas de democracia y si logra sortear las tradicionalmente traumáticas transiciones del poder, podría respirar tranquilo.
Claro que eso, por ahora, no está asegurado y sería bueno que esa inquietud se ubique en el centro de la agenda política.