Supo interpretarlo, contenerlo y hacerlo sentir cómodo, como ningún técnico en la Selección mayor lo había logrado antes.
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Supo interpretarlo, contenerlo y hacerlo sentir cómodo, como ningún técnico en la Selección mayor lo había logrado antes.
Alejandro Sabella, mesurado como siempre, a pesar de la goleada ante Uruguay, nunca magnifica las cosas, solo se limita a decir que “habría que buscar adjetivos distintos para calificar a Messi”. Pero el técnico de la Abiceleste sabe muy bien que, en está nueva versión de la Pulga con la celeste y blanca, él tiene mucho que ver.
Sabella, desde que se calzó el buzo en la Selección (agosto de 2011) le dio prioridad a un objetivo: entender al crack y hacer explotar al mejor del mundo. Y entendió que con la joya del Barcelona en sintonía, todo se simplificaría, y así fue.
No se le cayeron los anillos por escuchar a otros técnicos y sobre todo reunirse con Josep Guardiola, quién hizo brillar a Messi, en toda su dimensión en el Barcelona. Con la generosidad de los grandes, Pep le dio parte de su receta a Sabella para que, de una vez por todas, Lionel encuentre su lugar en la Selección.
Darle la capitanía fue el primer paso; rodearlo bien y mantener la base del equipo fue el otro. Los resultados están a la vista y el rendimiento del rosarino siempre fue superlativo en la Albiceleste, salvo contadas excepciones como aquel partido contra Perú, en el que fue anulado e hizo recordar a procesos anteriores con Pekerman, Maradona y Batista, cuando el crack alternaba más malas que buenas, pero curiosamente no dejaba de romperla en Europa.
La inteligencia de Sabella de saber escuchar, de entender que Messi es único y brindarle un vestuario descomprimido, donde es el “líder absoluto”, posibilitaron este presente del equipo argentino y potenciaron el rendimiento del futbolista más completo del mundo.
El extécnico de Estudiantes también acertó en lo táctico, además de rodearlo con socios en el ataque (Di María, Agero e Higuaín), entendió que la Pulga no tiene que arrancar desde muy atrás o quedarse anclado en una banda. Todos trabajan para Messi y él se encarga de desequilibrar con su talento inigualable.
Se podrá estar o no de acuerdo sobre las decisiones de Sabella, que también tiene su arista conservadora, como cuando puso cinco defensores, hace poco, ante Brasil. Pero también hay que remarcar que el DT está en vías de consolidar una defensa, su otro gran objetivo, y mantener los once de memoria.
El camino de la Selección para llegar a Brasil 2014, por ahora, está alumbrado por la luz que aporta Messi, y Sabella tiene bien en claro que para levantar la copa del mundo no tendrá que salirse de este “plan” y deberá hacer crecer aún más a esta selección alrededor del genio, aunque la receta sea de otro.