Papelón. Se conoció oficialmente que las netbooks recuperadas luego de haberse producido un robo en el colegio Scalabrini Ortiz, situado en el macrocentro capitalino, no son las computadoras portátiles que fueron sustraídas, sino un grupo de máquinas defectuosas que se encontraban sin funcionar y las habían dejado en reparación en la casa de un empleado del establecimiento.
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Papelón. Se conoció oficialmente que las netbooks recuperadas luego de haberse producido un robo en el colegio Scalabrini Ortiz, situado en el macrocentro capitalino, no son las computadoras portátiles que fueron sustraídas, sino un grupo de máquinas defectuosas que se encontraban sin funcionar y las habían dejado en reparación en la casa de un empleado del establecimiento.
Las confusiones empezaron tras un llamado al 911 realizado el lunes pasado por Raquel Espinoza, directora de la institución, ubicada en la intersección de San Martín y Coronel Moldes, quien denunció que desconocidos arrancaron un barrote del acceso y luego hicieron un boquete en la pared de la sala de informática, de donde se llevaron ocho netbooks y se dieron a la fuga.
La pesquisa quedó a cargo de la Brigada de Investigaciones 1, cuyos efectivos allanaron los domicilios de dos ordenanzas y una preceptora, procedimientos en los que secuestraron siete computadoras.
Los sospechosos fueron identificados como Gerardo José Valdez Barros (28), Jorge Ariel Vargas (21) y Liliana Chilo (54), tras lo cual se anunció la recuperación -a través de un parte oficial de la Policía con fotografías de los elementos- de todos los objetos, menos uno.
Sin embargo, la investigación dio un vuelco ayer. Fuentes judiciales aseguraron a El Tribuno que las netbooks incautadas no eran las robadas, sino que habían sido entregadas a uno de los acusados, que es técnico en reparación de PC, para que fueran arregladas. De esta manera el juez de Instrucción Formal 8, Federico Diez, informó que los equipos robados aún no fueron encontrados y que los supuestos sospechosos se encuentran en libertad, ya que no hay motivos para que sigan detenidos ni para citarlos a declarar.
El magistrado también dio a conocer que la única medida que se realizó con respecto a los tres empleados tuvo relación con una revisión de sus antecedentes personales. Nada más. Los pesquisas tenían la casi certeza de que Valdez Barros, Vargas y Chilo estaban involucrados en el caso, teoría que ayer se cayó a pedazos.
Para los investigadores, el que cometió el robo tenía muy claro qué camino seguir, porque sabía perfectamente dónde estaban las netbooks.
El o los autores del robo ingresaron por calle Coronel Moldes tras saltar la pared principal del inmueble y luego rompieron uno de los barrotes del portón que se encuentra ubicado al lado de la sala de dirección. Seguidamente subieron por las escaleras y se instalaron en un aula sin seguridad ubicada a la par de la sala de informática, donde hicieron un boquete para llegar a las computadoras.