El granizo representaba el peor enemigo para los chacareros pampeanos de fines del siglo XIX.
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El granizo representaba el peor enemigo para los chacareros pampeanos de fines del siglo XIX.
La única defensa que tenían los colonos de aquella época frente a las adversidades climáticas eran indemnizaciones reconocidas por aseguradoras de Buenos Aires; escasas, de bajo monto, y tardías, aún cuando las primas ascendían y eran exigidas con pagos inmediatos.
Esteban Simón era un aveyronés que se sentía atraído por las ideas económicas de su amigo Charles Gide, uno de los principales impulsores de la “concepción católica de la economía”.
Simón pensaba que, con la unión de todos los chacareros, podrían reemplazar a las aseguradoras bonaerenses y se contactó con ellos para llevar adelante esta misión junto al fundador de Pigé: Clemente Cabanetes.
El primer paso
El 1 de octubre de 1898 Cabanetes, Simón, y un conjunto de chacareros de la zona conformaron “El Progreso Agrícola de Pigé, Cooperativa Mutua de Seguros Agrícolas y Anexos Ltda.”, que se encargaba de formar un fondo común, ayudándose mutuamente, para que aquel que en una temporada tuviera una adversidad climática como el granizo, pudiera resarcirse y volver a trabajar la tierra en el próximo año.
La actividad aseguradora sufrió con el paso del tiempo diversos avatares. La dinámica histórica de nuestra República no dejó de lado al seguro.
El peso de los extranjeros
En sus inicios, este segmento de la economía fue captado casi en su totalidad por las empresas extranjeras. Estas llevaban la delantera, no solo por su mejor posicionamiento económico, sino por la experiencia estadística acumulada a través de mucho tiempo.
Pensemos que Inglaterra la cuna del seguro y fundamentalmente del reaseguro, tomó esa posición debido, entre otras causas, a que en ese -por entonces imperio-, se inició un proceso transformador mundial, conocido históricamente como la “revolución industrial”.
El reaseguro
El reaseguro en nuestro país, durante muchos años, fue una interesante fuente de ahorro, ya que tal actividad estuvo detentada por el Estado a través del INDER. (Instituto Nacional de Reaseguros).
Hoy el mercado asegurador argentino registra índices de recuperación, luego de la crisis sufrida durante el período 2001 y 2002.
Presente y futuro
Sumado a lo anterior, es positivo el avance en la relación reaseguradora con mercados brasileros. Esto hace que mejore la competitividad en una actividad ávida por un mayor y mejor posicionamiento.
El conjunto de esas acciones y otras que puedan tomarse en el futuro, redundará en múltiples beneficios para todos los sectores que indudablemente necesitan mejores coberturas para riesgos que en la actualidad, desgraciadamente adolecen por cierta precariedad técnica y costos muy altos debido a un desequilibrio entre toma de primas y siniestralidad.
El mayor desafío
Según los especialistas, y a partir de la experiencia anterior, el desarrollo de nuevas coberturas agrícolas es el próximo desafío que enfrenta el mercado asegurador nacional.
La Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, está diseñando seguros de índices y continúa con su programa de monitoreo de las reservas de agua, precipitaciones, temperaturas y estrés hídrico.