Staminir Todorov es un prestigioso chelista. Nació en Bulgaria y la música lo convirtió en ciudadano del mundo. Luego de largas estadías en Suiza, Dinamarca y Francia, recaló en nuestro país, de la mano de su esposa, que es argentina. Invitado por el Mozarteum Argentino Filial Salta, será hoy coprotagonista del espectáculo de cierre de la temporada anual, junto a la Orquesta Sinfónica de Salta dirigida por Jorge Lhez. El concierto tendrá lugar a las 21.30, en el Teatro Provincial (Zuviría 70).
inicia sesión o regístrate.
Staminir Todorov es un prestigioso chelista. Nació en Bulgaria y la música lo convirtió en ciudadano del mundo. Luego de largas estadías en Suiza, Dinamarca y Francia, recaló en nuestro país, de la mano de su esposa, que es argentina. Invitado por el Mozarteum Argentino Filial Salta, será hoy coprotagonista del espectáculo de cierre de la temporada anual, junto a la Orquesta Sinfónica de Salta dirigida por Jorge Lhez. El concierto tendrá lugar a las 21.30, en el Teatro Provincial (Zuviría 70).
Staminir Todorov integra hoy una de las orquestas del Teatro Colón, además de dos formaciones de cámara con las cuales lleva adelante varios proyectos. “Y tengo la suerte de poder viajar y tocar como solista, como en esta ocasión, convocado por el Mozarteum”, manifestó el músico a El Tribuno. Staminir dice que el violonchelo llegó a sus manos por designio del destino. “No vengo de una familia de músicos -contó-, aunque en casa se escuchaba mucha música clásica. Entonces yo les pedí a mis papás estudiar en la Escuela de Música de Sofía. Mi abuelo me llevó con un profesor conocido suyo, para que me enseñara a tocar el violín. Pero él me miró las manos y me dijo que había demasiados violinistas y que no me convenía ese instrumento. Y me mandó con el profesor de chelo. Jamás me arrepentí de haberle obedecido. Es el instrumento que está más cerca de la voz humana”, precisó Todorov.
Quienes conocen de música aseguran que las interpretaciones de Staminir están llenas de pasión y que su tono expresivo conmueve al espectador intensamente. Pero, ¿cómo se logra expresividad a la hora de ejecutar un instrumento? Todorov ensaya una respuesta: “Cuando uno mira un cuadro puede quedarse horas así, descubriendo de a poco lo que hay en él. Con la música pasa lo mismo. Las notas transmiten cosas. Pero si una nota no tiene sentimiento, entonces quien escucha no recibe ese mensaje. Esas emociones se transmiten mediante una energía especial. Claro que para poder expresarse también es necesario tener dominio del instrumento... Pero básicamente es una cuestión de energía”, resumió. Todorov ejecutará hoy, en la segunda parte, el concierto para violonchelo y orquesta de Antonín Dvorák. “Es el himno de los violonchelistas”, remarcó con entusiasmo el búlgaro.
En la primera parte, la Orquesta Sinfónica de Salta interpretará la sinfonía 6 “Pastoral” de Ludwing van Beethoven. Acerca de la agrupación musical que lo acompañará en el escenario, Todorov expresó: “La Orquesta Sinfónica es hermosa y tiene un noble sonido. Tocar con ella será una experiencia de intercambio cultural, porque uno para poder dar también tiene que recibir”, concluyó.