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Otro escándalo por polleras en Washington

Sabado, 10 de noviembre de 2012 21:17

Un escándalo amoroso ha vuelto a sacudir la política estadounidense y ha costado la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, trayendo a la memoria otros casos de faldas que acabaron en dimisión como el del exsenador John Edwards o el del exgoberanador de Nueva York, Eliot Spitzer.

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Un escándalo amoroso ha vuelto a sacudir la política estadounidense y ha costado la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, trayendo a la memoria otros casos de faldas que acabaron en dimisión como el del exsenador John Edwards o el del exgoberanador de Nueva York, Eliot Spitzer.

El escándalo ha causado estupor, tan sólo tres días después de las elecciones presidenciales, al tener como implicado a un laureado general retirado y respetado en Washington, una de las figuras clave de la estrategia militar estadounidense en Irak y Afganistán.

Todavía son pocos los detalles que han salido a la luz, pero un compungido Petraeus lamentaba su “criterio extremadamente pobre” al haber sido infiel a su esposa, Holly, después de 37 años, en un comunicado en el que anunciaba su dimisión.

Petraeus ponía así punto y final a una carrera brillante, sólo 14 meses después de haber jurado el cargo, y deja un mar de conjeturas después de conocerse que el FBI investiga a su biógrafa, Paula Broadwell, por su supuesto intento de acceder al correo del militar retirado para obtener información clasificada.

Broadwell, casada y con dos hijos, no ha sido formalmente identificada como su amante, aunque forma parte de la investigación que abrió el FBI tras recibir una pista de que Petraeus estaba envuelto en una relación extramatrimonial.

Otros escándalos amorosos recientes han acabado con la carrera de algunos políticos que auguraban tener un futuro prometedor y cuyo desliz no sólo les costó la carrera y el escarnio, sino el ostracismo político.

El caso Edwards

Una de las caídas más estrepitosas fue la del exsenador demócrata, John Edwards, que fue candidato a la vicepresidencia en 2004, cuyo mito se desintegró cuando se supo en 2008 que tuvo una relación extra matrimonial cuando su esposa Elizabeth estaba enferma grave de cáncer.

Ambos eran una pareja querida por sus orígenes humildes, por su sencillez y porque unidos afrontaron derrotas políticas y dramáticos episodios como la muerte en accidente de automóvil de su hijo mayor, Wade, a los 16 años, que les hacía parecer invencibles. Sin embargo, Edwards inició un romance con Rielle Hunter en 2006, fruto del cual tuvo una hija que tardó en reconocer, incluso llegó a negar y su mentira acabó con sus aspiraciones.

La caída de un cruzado

Ese mismo año el exgobernador de Nueva York Eliot Spitzer, se vio forzado a dimitir después de que el Servicio de Rentas Internas (IRS) descubriera en una investigación rutinaria su relación con una prostituta, que cobraba hasta 1.000 dólares la hora.

Spitzer, casado desde hacía 21 años y padre de tres hijas, se vio vinculado a una red de prostitución como las que combatía cuando era fiscal general del Estado, años en los que era visto como un auténtico cruzado contra la corrupción y calificado de azote de Wall Street por destapar sus irregularidades financieras.

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