Cristina tiene todo el derecho del mundo de no cambiar sus políticas si así lo considera, lo extraño son las formas que elige para comunicarlo. ¿Qué puede sacar de positivo el Gobierno si continua su confrontación con la gente movilizada? Absolutamente nada, eso solo enturbiará más el clima de cara a otra eventual manifestación. El pedido de más seguridad es un clamor de todas las clases sociales, no de un grupo troglodita o ultraconservador. Allí no hay izquierdas ni derechas, sino habitantes que sienten en carne propia la ausencia de un Estado que los proteja. Lo mismo ocurre con la inflación, otra de las grandes preocupaciones ciudadanas: la gente no pide ajuste ni vuelta a la convertibilidad, sino un plan que minimice la suba descontrolada de precios, que afecta sobre todo a los que menos tienen. Al igual que con el 13S, el Gobierno está volviendo a cometer un error de diagnóstico que lo aleja de la realidad.
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Cristina tiene todo el derecho del mundo de no cambiar sus políticas si así lo considera, lo extraño son las formas que elige para comunicarlo. ¿Qué puede sacar de positivo el Gobierno si continua su confrontación con la gente movilizada? Absolutamente nada, eso solo enturbiará más el clima de cara a otra eventual manifestación. El pedido de más seguridad es un clamor de todas las clases sociales, no de un grupo troglodita o ultraconservador. Allí no hay izquierdas ni derechas, sino habitantes que sienten en carne propia la ausencia de un Estado que los proteja. Lo mismo ocurre con la inflación, otra de las grandes preocupaciones ciudadanas: la gente no pide ajuste ni vuelta a la convertibilidad, sino un plan que minimice la suba descontrolada de precios, que afecta sobre todo a los que menos tienen. Al igual que con el 13S, el Gobierno está volviendo a cometer un error de diagnóstico que lo aleja de la realidad.