La figura del gaucho, su valioso accionar en la lucha por la Independencia, el tema del gaucho, en una palabra, ha sido una constante en gran parte de nuestra literatura. Ha quedado como una leyenda agreste, y tiene un lugar de privilegio en la tradición provincial. El gaucho ha sido una realidad en nuestra historia, salvo para bromistas, como Macedonio Fernández, que tuvo la ocurrencia de afirmar que “el gaucho es un invento de los poetas para entretener a los caballos de las estancias”.
Sea como fuese, el gaucho, el de antaño, por supuesto, alienta en el sentimiento de los salteños. El de antaño, dijimos, porque en la actualidad, seamos sinceros, el gaucho, tal como se lo idealiza, ya no existe. Y es así que un cantor del pueblo pudo ironizar sobre esta situación:
Dos clases de gauchos hay / en esta provincia quieta : / esos que andan en usutas / y los que usan camioneta. // Sólo quedan unos cuantos, / cuando eran antaño miles. / Ya no moran en el campo, / hoy viven en los desfiles. // Me decía mi compadre: / -¡Ya no hay gauchos, qué querés, / salvo que dentro los Bancos / y boutiques los busqués!
Versitos mentirosos, ¿verdad? ¡Estos cantores!
Un grupo de caballeros, bien intencionados, fundó hace años la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, cuyo propósito era y es preservar la tradición gaucha.
Desde su sede al pie del 20 de Febrero, la mencionada agrupación mantuvo viva la llama de la hidalguía y coraje que caracterizó a los legendarios soldados del general Güemes.
Pero ese gaucho, como tal, fue desapareciendo abrumado por el trajín de la vida moderna, y sus costumbres mudaron. Y así lo señala el mencionado cantor: Cuando don Güemes vivía / era el gaucho montonero; / pero hoy lo volvió el destino / productor tabacalero. // Antes cruzaba los montes / jinete en un pangaré. / Aura cruza las esquinas / en su briosa Chevrolet.
La Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes luce también cambios. No es que se haya modernizado, no hay que temer eso. Por lo contrario, ha creado la Orden de Caballería Gaucha que otorga dos distinciones a personas sobresalientes.
El jueves 10 el gobernador Juan Manuel Urtubey fue condecorado con el Collar General Güemes, el máximo galardón que otorga la Orden. También recibió el diploma de la Orden. Urtubey recibió el collar del presidente de la Orden de Caballería, Héctor Medina León, y del titular de la Agrupación, Carlos Diez San Millán. El diploma se lo entregó el canciller (no, no es un error), de la Caballería, Rafael Sosa Linares.
Y aquí viene lo mejor. El gobernador Juan Manuel Urtubey fue distinguido con el Collar General Güemes y su correspondiente diploma, “en reconocimiento por su actuación en el ambiente público y su presencia en actos públicos y privados luciendo la vestimenta gaucha, inclusive encabezando a caballo los desfiles, y porque es el único gobernador del país que mantiene viva esta tradición”. Ah! Uno podría haber pensado que lo condecoraron por algún acto de heroísmo. No fue así: lo premiaron por vestirse de gaucho.
Por eso valga esta coplita celebratoria del magno acontecimiento:
¡Ah gaucho como ninguno!
¡Gaucho salteño de ley!
Este collar a medida
Es pa’l gauchito Urtubey.
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La figura del gaucho, su valioso accionar en la lucha por la Independencia, el tema del gaucho, en una palabra, ha sido una constante en gran parte de nuestra literatura. Ha quedado como una leyenda agreste, y tiene un lugar de privilegio en la tradición provincial. El gaucho ha sido una realidad en nuestra historia, salvo para bromistas, como Macedonio Fernández, que tuvo la ocurrencia de afirmar que “el gaucho es un invento de los poetas para entretener a los caballos de las estancias”.
Sea como fuese, el gaucho, el de antaño, por supuesto, alienta en el sentimiento de los salteños. El de antaño, dijimos, porque en la actualidad, seamos sinceros, el gaucho, tal como se lo idealiza, ya no existe. Y es así que un cantor del pueblo pudo ironizar sobre esta situación:
Dos clases de gauchos hay / en esta provincia quieta : / esos que andan en usutas / y los que usan camioneta. // Sólo quedan unos cuantos, / cuando eran antaño miles. / Ya no moran en el campo, / hoy viven en los desfiles. // Me decía mi compadre: / -¡Ya no hay gauchos, qué querés, / salvo que dentro los Bancos / y boutiques los busqués!
Versitos mentirosos, ¿verdad? ¡Estos cantores!
Un grupo de caballeros, bien intencionados, fundó hace años la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, cuyo propósito era y es preservar la tradición gaucha.
Desde su sede al pie del 20 de Febrero, la mencionada agrupación mantuvo viva la llama de la hidalguía y coraje que caracterizó a los legendarios soldados del general Güemes.
Pero ese gaucho, como tal, fue desapareciendo abrumado por el trajín de la vida moderna, y sus costumbres mudaron. Y así lo señala el mencionado cantor: Cuando don Güemes vivía / era el gaucho montonero; / pero hoy lo volvió el destino / productor tabacalero. // Antes cruzaba los montes / jinete en un pangaré. / Aura cruza las esquinas / en su briosa Chevrolet.
La Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes luce también cambios. No es que se haya modernizado, no hay que temer eso. Por lo contrario, ha creado la Orden de Caballería Gaucha que otorga dos distinciones a personas sobresalientes.
El jueves 10 el gobernador Juan Manuel Urtubey fue condecorado con el Collar General Güemes, el máximo galardón que otorga la Orden. También recibió el diploma de la Orden. Urtubey recibió el collar del presidente de la Orden de Caballería, Héctor Medina León, y del titular de la Agrupación, Carlos Diez San Millán. El diploma se lo entregó el canciller (no, no es un error), de la Caballería, Rafael Sosa Linares.
Y aquí viene lo mejor. El gobernador Juan Manuel Urtubey fue distinguido con el Collar General Güemes y su correspondiente diploma, “en reconocimiento por su actuación en el ambiente público y su presencia en actos públicos y privados luciendo la vestimenta gaucha, inclusive encabezando a caballo los desfiles, y porque es el único gobernador del país que mantiene viva esta tradición”. Ah! Uno podría haber pensado que lo condecoraron por algún acto de heroísmo. No fue así: lo premiaron por vestirse de gaucho.
Por eso valga esta coplita celebratoria del magno acontecimiento:
¡Ah gaucho como ninguno!
¡Gaucho salteño de ley!
Este collar a medida
Es pa’l gauchito Urtubey.