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La historia se encarga de juzgar a los hombres

Domingo, 18 de noviembre de 2012 12:12

No es unánime, pero casi todos coinciden: los legisladores deben ocuparse de temas que apunten a mejorar la calidad de vida de la gente. El debate legislativo debe estar por lo menos centrado en aspectos que hacen a la educación, la salud, la seguridad, la vivienda y el trabajo. Son muchas las necesidades y el tiempo apremia.

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No es unánime, pero casi todos coinciden: los legisladores deben ocuparse de temas que apunten a mejorar la calidad de vida de la gente. El debate legislativo debe estar por lo menos centrado en aspectos que hacen a la educación, la salud, la seguridad, la vivienda y el trabajo. Son muchas las necesidades y el tiempo apremia.

Mientras crecen estos reclamos básicos, un grupo de representantes del pueblo insiste con proyectos que, lejos de procurar soluciones, promueven la discordia y generan debates inútiles. Queda esa sensación de que la ausencia de ideas se disimula con la actitud provocadora de confrontar a la sociedad.

Pero la gente, al menos la mayoría, quiere otra cosa. La idea revisionista de cambiar el nombre de las calles y derribar monumentos en nombre de un pasado histórico, bueno o malo, suena a manipulación, a verdad a medias, a ineptitud.

Hay otras prioridades y lo peor de todo es que los legisladores lo saben muy bien. Miran para otro lado.

Primero fue el monumento a Manchalá y ahora la avenida Virrey Toledo junto con la estatua que se erige en la plazoleta IV Siglos. Quieren borrar todo, eliminar porque sí.

Hasta se insiste en cambiar los nombres de las escuelas Julio Argentino Roca y Campaña del Desierto, como si esas fuesen las soluciones magistrales para borrar el pasado. A la enfermedad le están errando la cura.

Lo lógico sería que, sin olvidar nuestra historia, trabajemos en el presente, pensando en el futuro y el bienestar de la comunidad, con debates edificantes y no fraticidas.

Recorrer los barrios, organizar a los vecinos, atender sus reclamos e impulsar soluciones desde el accionar legislativo es un aspecto irrenunciable en la tarea de nuestros concejales.

No es aceptable que se distraiga la atención sobre los temas críticos sobre los cuales, nuestros legisladores deberían ocuparse con el mismo esmero y pasión que han demostrado hasta aquí con proyectos inconducentes.

La ciudad sufre problemas de todo tipo, pero para algunos concejales, la tarea ejecutiva del intendente los exonera de responsabilidades, como si ellos no fueran parte del esquema de gobierno municipal, como si no fueran vecinos de esta ciudad.

Se pueden mencionar algunos temas de alta demanda que surgen desde las opiniones de los vecinos: la seguridad vial, la organización en el tránsito, la calidad ambiental, la basura en los barrios, la atención de los reclamos, la prestación de servicios, la promoción de las tareas vecinales, el deporte, la salud, el mejoramiento de plazas y parques. El listado es enorme. Sólo hace falta salir a los barrios y darse cuenta de las verdaderas necesidades.

Pero si insistimos con el revisionismo, hay que recordar que hace unos años, un intendente de la dictadura pretendió cambiar el nombre de la plaza Evita por el del Pedro Eugenio Aramburu. Varias cartas de lectores publicadas en este medio impidieron la iniciativa.

Hace poco tiempo, el intendente Isa inauguró la plaza España, aunque ya existe otra con ese nombre y es la que está ubicada en el sector este del parque San Martín. Lo mismo ocurre con la plaza Martín Fierro que está ubicada en Leguizamón al 1700; otra con ese mismo nombre se inauguró en la zona este de la ciudad. Hay una calle de nombre Dr. Ernesto Guevara, (será el “Che” Guevara?).

Reordenar la nomenclatura de las calles y las plazas en Salta no sería un mal proyecto.

La nueva onda revisionista con argumentos poco convincentes que impulsa el presidente del Concejo Deliberante, Tomás Rodríguez, es la que molesta a la mayor parte de la opinión pública.

La historia no puede reescribirse, pero es necesario aprender de ella, porque es la única que perdura.

Después de todo, los hombres pasan y las obras quedan y la historia se encargará de juzgar al Virrey Toledo y también al “Turi” Rodríguez.

 

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