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La vida del docente en contexto de pueblos originarios

Domingo, 18 de noviembre de 2012 09:09

Debe ser el extremo calor o la abundante humedad los que alteran los sentidos. Pero salir de la ciudad de Embarcación rumbo al norte por la ruta provincial 53, constituye todo un sueño surrealista.

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Debe ser el extremo calor o la abundante humedad los que alteran los sentidos. Pero salir de la ciudad de Embarcación rumbo al norte por la ruta provincial 53, constituye todo un sueño surrealista.

El recorrido hacia las localidades de Padre Lozano, a 30 kilómetros de la cabecera del municipio y a 53 kilómetros de Misión Chaqueña, depara varias sorpresas. Cualquier viajero encontrará al mediodía mujeres y hombres con guardapolvos blancos en medio de la rigurosidad del monte chaqueño, al costado de la ruta.

Son los docentes que día a día parten hacia las escuelas de sendos parajes a trabajar en unidades educativas donde la cultura wichi es la hegemonía.

Sucede que la mayoría de los maestros viven en la ciudad recostada sobre el Bermejo y tienen que cumplir con su tarea diaria asignada.

Para salir a la mañana desde Embarcación no hay problemas. El sistema de transporte público cobra 8 pesos hasta la estación más cercana y $10 a la siguiente. El problema es el regreso. Los micros recién vuelven desde Misión a las 16.

Entonces los delantales afloran en la ruta sobre el mediodía, mientras promedian los 45 grados centígrados desde ya entrada la primavera.

Nubes de mosquitos acompañan el paisaje y la esencia humana alivia milagrosamente, casi irremediablemente, con un aventón salido de la nada.

“Es que ni las camionetas quieren entrar al mediodía porque el calor convierte en cuchillas las piedras del camino”, dijo un reconocido chofer que conoce la zona.

Romper teorías educativas

En las aulas se respiran los nuevos paradigmas sobre bilingismo, multiculturalidad y ecología como premisas institucionales.

Son profesionales que ejercen la docencia en el más bravo paisaje: el salvaje.

Todo allí está casi en su estado natural, original. La lengua, el ambiente, la piel y las percepciones.

Microcosmo que quizá suena ofensivo, adverso, imposible, pero que en realidad sólo es “desconocido”.

En el devenir diario siguen los lineamientos ministeriales; aunque ellos saben que todo se tuerce en la práctica, se ensaya y al final se amalgama en una nueva teoría.

Los educadores sostienen que trabajar con niños wichi abre la mente, satisface el espíritu y enaltece la profesión.

La práctica hace cuestionar, por momentos, la denominada educación en contextos inhóspitos. Se mimetizan en el paisaje y la sobredosis de vida originaria hace que un maestro no quiera dejar nunca el monte ni a los niños de esos lugares que los teóricos denominan “inhóspito”.

Comen al lado de letrinas llenas

La unidad educativa 4528 de Misión Chaqueña tampoco tiene nombre. Asisten 358 niños y cuenta con un plantel docente de 25 personas más seis auxiliares bilinges.

Situada a 53 kilómetros de Embarcación “Misión” tiene jornada extendida y el 99 por ciento de los niños son wichis, por lo tanto los bilinges tienen mucho trabajo.

El director Daniel Montero puso el grueso del esfuerzo de la enseñanza bilinge en el ciclo inicial y en primero, segundo y tercer grado.

En los siguientes grados los auxiliares colaboran en materias especiales y en los proyectos de los docentes.

Ya publicaron el primer número de la revista Honhayhilh (Huellas) y que muestra la realidad de la comunidad educativa de “Misión”.

La publicación fue realizada gracias al proyecto de los maestros Luis Gómez, Ana María Courtada y Ramón Villalba. Pero el director tiene que afrontar complejas realidades. Actualmente cuenta con dos salas de Nivel Inicial y tiene 80 niños.

Para el año que viene ya tiene inscriptos a 86 pequeñitos y está claro que con ese número necesita como mínimo un jardín más.

Pero la elevada matrícula le juega otro entuerto. El hombre tiene al cuarto, sexto y séptimo grado en dos salas que datan del año 1932.

Las paredes son de adobe y genera mucho temor el estado de los techos.

El problema más urgente a resolver lo constituyen los baños. Se saturaron los pozos ciegos y nadie fue a limpiarlos.

Sucede además que las cámaras sépticas están muy cerca del comedor, por lo que el desayuno y los almuerzos se vuelven insalubres; sobre todo si al mediodía la sensación térmica supera los 50 grados.

Sin espacio para las computadoras

La escuela número 4607 de Padre Lozano tiene una matrícula de 249 niños que son asistidos por 9 docentes, 3 bilingües y 4 docentes auxiliares.

Es una institución de jornada extendida donde el 70% de los niños pertenece a la etnia wichi.

Al momento de entrar a su predio ya muestra algunas curiosidades destacables.

Gracias a un proyecto de ecología del maestro de quinto grado, Nelson Espinoza, todas las plantas y árboles tienen un cartel con sus nombres; también se enseña a reciclar las residuos.

Lo curioso es que todos los carteles están escritos en wichi arriba y su traducción al castellano debajo.

A la escuela llegaron las computadoras y la plataforma para conectar internet, sólo que le falta un espacio físico para usarlo como salón de computación.

Actualmente las PC están guardadas, embaladas como llegaron y sin poder usarlas.

Otro espacio que necesitan es una aula para destinarla al séptimo grado.

Los chicos del último grado de primaria se ubican actualmente en un apartado pequeño y apretado de lo que era la Dirección.

El mayor condicionante diario para las clases están en las altas temperaturas y en un espacio pequeño y sin la ventilación adecuada.

“Serían dos los espacios que hacen falta con urgencia”, aseguró el director de la institución, Oscar Bringa.

 

 

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