Como si Marcelo Tinelli fuera dueño de un hechizo, una noche pronunció su nombre y a partir de entonces, su vida fue otra. Para mejor, claro. Un día del mes pasado nomás, Alexandra Larsson, se levantó para ir a trabajar como siempre, sin imaginar siquiera que esa misma noche la fama la levantaría en andas para llevarla lejos, parece.
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Como si Marcelo Tinelli fuera dueño de un hechizo, una noche pronunció su nombre y a partir de entonces, su vida fue otra. Para mejor, claro. Un día del mes pasado nomás, Alexandra Larsson, se levantó para ir a trabajar como siempre, sin imaginar siquiera que esa misma noche la fama la levantaría en andas para llevarla lejos, parece.
El pasado fin de semana vino a Salta tal como anunció el viernes antes de bailar en ShowMatch. Desfiló en General Güemes y en Jujuy. Llegó al anochecer del sábado, se alojó en la zona del Portezuelo y cerca de la medianoche conversó con El Tribuno.
Altísima, flaquísima, de cabellos lacios casi blancos, ojos cristalinos y sonrisa generosa y perdurable, con apariencia angelical, así como se ve en televisión, atendió con evidente agrado a los periodistas, pese a la congestión provocada por el aire acondicionado del avión que la trajo. Dijo que le encanta viajar al interior y que querramos conocerla y saber de ella “porque yo sin ustedes no soy nadie”.
Reconoció que desde hace un mes su vida es diferente en lo profesional, pero en su forma de ser no cambió nada, “ni cambiaré nunca”. Entonces, también habrá que pensar que no dejará de sonreír nunca para afirmar su convicción de que “con una sonrisa la vida es más fácil”.
Alexandra vino al país por un intercambio cultural para estudiar castellano (uno de los cinco idiomas que tiene como objetivo aprender). Fue y vino varias veces a su Suecia natal hasta que hace tres años se radicó en Buenos Aires. Primero fue “Sábado bus”, con Nicolás Repetto en Telefé; a comienzos de este año, el casting de “Periodismo para todos”, con Jorge Lanata y luego el de “Bailando por un sueño”, donde integró el cuerpo de bailarinas hasta que su conductor la convocó para un juego de fútbol playero y luego para bailar.
Aseguró que nunca vió una persona tan profesional como Tinelli. Ahora que por el baile está más cerca, ve cómo tiene los ojos en todo y entiende por qué es el número uno. Y, sobre el Tinelli tan deseado por tantas mujeres, “La sueca” dijo: “Es un señor lindo, muy inteligente...es mi jefe”.
Vive el presente con mucha felicidad y emoción, y va por más (teatro, televisión), pero con tranquilidad porque “me está pasando mucho de golpe”.