Grecia ha evitado una bancarrota inminente después que sus acreedores internacionales acordaron finalmente prestarle el dinero que necesita con premura, aunque la penosa situación económica que atraviesa el país seguramente proseguirá durante varios años.
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Grecia ha evitado una bancarrota inminente después que sus acreedores internacionales acordaron finalmente prestarle el dinero que necesita con premura, aunque la penosa situación económica que atraviesa el país seguramente proseguirá durante varios años.
Tras tres semanas de negociaciones, los socios de Grecia en la eurozona y el Fondo Monetario Internacional acordaron entregarle nuevos créditos por unos 44.000 millones de euros y adoptar varias medidas para reducir la deuda soberana del país a un nivel más manejable en una década. Entre ellas figura una reducción de los intereses que debe pagar Grecia en créditos y bonos soberanos.
El primer ministro griego Antonis Samaras ensalzó el acuerdo, una victoria que presagia “un nuevo día para todos los griegos”, aunque la reacción de los mercados fue un poco más comedida. Tras conocerse la noticia, las bolsas de valores europeas subieron en general.
Por tres años, Grecia ha intentado convencer a mercados y acreedores de que puede ordenar sus finanzas, pese a entrar en un sexto año de recesión y tener 25% de desempleo.
Sin dinero fresco, el país caería en bancarrota y abriría la posibilidad de tener que abandonar la eurozona, integrada por 17 países.
Los participantes en el encuentro acordaron entregar 34.400 millones de euros en créditos a Grecia en diciembre, y el resto en tres partidas en el primer trimestre del 2013. El dinero será usado para recapitalizar la banca y pagar a los proveedores.
En la reunión también se acordó además que el nivel de endeudamiento de Grecia será reducido del 190% del PIB pronosticado para el 2013, unos 346.000 millones de dólares, al 124% para el 2020 y a menos del 110% en el 2022. El FMI insistió antes que la proporción del endeudamiento griego fuera del 110% del PIB en el 2020.
La primera reacción fue del Partido Socialdemócrata (SPD), la primera fuerza de la oposición alemana, que calificó de “absolutamente inaceptable” el plan de Angela Merkel de someter mañana al Parlamento la aprobación del nuevo paquete de ayuda para Grecia.