La zona fronteriza con el vecino país parece no descansar y los secuestros, extorsiones y muertes son cada vez más frecuentes.
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La zona fronteriza con el vecino país parece no descansar y los secuestros, extorsiones y muertes son cada vez más frecuentes.
El pasado 4 de febrero, Cristian Arnaldo Torres (36), un miniempresario gastronómico, fue secuestrado por un grupo de narcotraficantes liderados por Delfín Castedo, quien tiene un pedido de captura a nivel nacional e internacional.
La esposa de Torres fue extorsionada con una llamada en la que le dijeron: “Conseguí 150.000 dólares o 180 kilos de cocaína si querés verlo vivo”.
Durante dos días se montó un fuerte operativo policial, hasta que finalmente el hombre apareció en la frontera, brutalmente golpeado.
Ajuste de cuentas
Dos asesinatos de sesgo mafioso ocurridos el 12 de julio de pasado tiñeron de tensión y miedo Salvador Mazza. Gonzalo Guzmán (34), comerciante, y Oscar Daniel “Coqui” Aráoz (35), su empleado, fueron ejecutados a sangre fría, por al menos tres sujetos que los redujeron y los hicieron arrodillar para dispararles desde atrás, por la espalda, en una finca ubicada a un kilómetro del acceso a la localidad, sobre la ruta nacional 34, entre el paraje El Arenal y el barrio La Pista.
Los cuerpos estaban uno al lado del otro, boca abajo. Cada una de las víctimas presentaba un disparo de arma de fuego en la cabeza.
Por otra parte, en esa misma fecha Marcelo Rodolfo Torres (35), fue secuestrado por una supuesta banda de narcotraficantes en la localidad norteña de Aguas Blancas.
Después de una semana de incógnita, su familia recibió numerosos llamados extorsivos pidiéndoles dinero o que devuelvan 40 kilos de cocaína, que supuestamente les habrían sido mejicaneados.
La madre del joven declaró que recibió una llamada en la que le dijeron: “Si querés volver a ver vivo a tu hijo tenés que pagar 80.000 dólares”.
El triple crimen de Acambuco
Los salteños Tomás Horacio López (25), Juan Carlos Callejas, domiciliados en Salvador Mazza y el ciudadano boliviano Andrés Plata, fueron acribillados a balazos en la Quebrada de Campo Largo, el 10 de octubre pasado en un paraje selvático situado a menos de un kilómetro de la frontera con Bolivia y a seis kilómetros de Acambuco. Los tres circulaban a bordo de un Fiat Uno sin patente, propiedad de López cuando fueron víctimas de una emboscada bien planificada y ejecutada con rapidez y certeza por al menos tres sujetos profesionales.