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Serapio Ovejero, el soldado niño salteño

Sabado, 29 de diciembre de 2012 19:55

A pocos días de conmemorarse el Bicentenario de la célebre Batalla de Salta, enfrentamiento armado librado el 20 de Febrero de 1813, al mando del general Manuel Belgrano, resulta justo recordar la figura anónima del coronel Serapio Ovejero, nacido en Salta el 14 de Noviembre de 1801 y con sólo 12 años de edad participó en aquella histórica jornada, para incorporarse luego como pífano de la 1ra. Compañía del Batallón de Cazadores del Ejército del Norte a las órdenes del teniente coronel Manuel Dorrego.

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A pocos días de conmemorarse el Bicentenario de la célebre Batalla de Salta, enfrentamiento armado librado el 20 de Febrero de 1813, al mando del general Manuel Belgrano, resulta justo recordar la figura anónima del coronel Serapio Ovejero, nacido en Salta el 14 de Noviembre de 1801 y con sólo 12 años de edad participó en aquella histórica jornada, para incorporarse luego como pífano de la 1ra. Compañía del Batallón de Cazadores del Ejército del Norte a las órdenes del teniente coronel Manuel Dorrego.

Se halló luego combatiendo por la patria en las batallas de Vilcapugio y de Ayohuma y en diciembre de 1813, al pisar la provincia de Salta los restos del Ejército del Norte, Ovejero fue nombrado cadete de la 3ra. Compañía de su batallón, en la que revistó hasta junio de 1815, cuando pasó a la Compañía de tiradores.

A la orden de la patria

Hizo la campaña de 1815 bajo el mando de Rondeau, asistiendo al combate de Puesto de Marqués el 17 de abril de aquel año y después de una destacada acción, el comandante de los Cazadores, Don Rudecindo Alvarado, lo hizo promover a porta-estandarte o abanderado “por su precoz inteligencia y celo ardiente por el buen servicio”.

En la acción de Venta y Media, el 20 de octubre de 1815, fue herido de bala en una pierna y cayó prisionero de los realistas, alternando en las cárceles de Oruro y Potosí, hasta que gracias a la piedad que sus pocos años e infortunio motivaran en un capellán del ejército español, pudo desatar sus cadenas y regresar al seno de sus compatriotas para seguir combatiendo al servicio de la independencia.

En otros combates

Luego de su liberación de las cárceles de Oruro y Potosí, Serapio Ovejero se halló con el entonces teniente coronel Gregorio Aráoz de La Madrid en la toma de Tarija, en abril de 1817 y en el avance hasta Chuquisaca. Participó en los encuentros de Sopachuy y de Culpina, regresando a Tucumán con los restos de la reducida división a fines de aquel año.

Un guerrero inclaudicable y valeroso

A Serapio Ovejero, el general Manuel Belgrano lo destinó como porta-estandarte de la segunda Compañía del primer escuadrón del Regimiento de Húsares del Tucumán, el 12 de marzo de 1818; ascendiendo en abril del mismo año a alférez de compañía en aquel cuerpo comandado por La Madrid.

A las órdenes de este último y bajo el superior comando del general Juan Bautista Bustos, Ovejero concurrió al combate de La Herradura, el 18 y 19 de febrero de 1819, atacados violentamente por las montoneras de Estanislao López, caudillo santafesino, quién se retiró al segundo día ante la imposibilidad de tomar la posición.

En la División Vanguardia

Hizo la campaña hasta Santa Fe en marzo-abril de 1819, con el general Belgrano y después del pronunciamiento de Arequito partió para el Norte en la división del coronel Alejandro Heredia, compuesta por los regimientos de Dragones y de Húsares. Permaneció con la División de Vanguardia a las órdenes de Heredia y al año siguiente marchó a Tucumán con Gemes para batir a Bernabé Aráoz. Este, al tener conocimiento de que el héroe gaucho se dirigía a Tucumán, estableció el cuartel general de las tropas tucumanas en Acequiones, a cargo del coronel Cornelio Zelaya, siendo derrotado con dos cargas sucesivas de los escuadrones de Gemes.

Mano derecha de Gemes

Reorganizado el ejército tucumano éste se presentó a combate en los Campos de Valladares, donde Gemes tuvo que disponer el repliegue de sus fuerzas ante el anoticiamiento de la sublevación producida en Salta durante su ausencia, encomendándole a Ovejero hacerse cargo en la retirada con 40 hombres a guerrillear a retaguardia para facilitar el regreso de las tropas a Salta, recibiendo éste el ataque de 200 hombres en Río Hondo, produciéndole numerosas bajas luego de una heróica resistencia que provocara el beneplácito de sus jefes y su ascenso al grado de teniente.

La lucha desde Salta

En la Provincia de San Juan, Ovejero que era teniente de Húsares del Perú, fue reconocido como capitán efectivo el 11 de setiembre de 1821, asumiendo la misión de interceptar y capturar en esa provincia al caudillo José Miguel Carrera, cumplido lo cual y ante la imposibilidad de sumarse al ejército de los Andes al mando del general San Martín, solicitó pasar a Salta, donde quedó a las órdenes del gobernador Arenales en 1825, hasta que el gobernador, doctor Juan Ignacio Gorriti, lo destinó al Regimiento “Lanceros de Salta y Colombianos” que organizó el coronel Manuel Puch, para ser conducido luego por el general Gorriti, en una campaña contra el general Juan Facundo Quiroga, cumplida en La Rioja.

Final glorioso

Además de sus rangos militares, el salteño ofició de Juez de Paz, tasador, contador. Falleció el 1 de Julio de 1878. Dedicó su vida a defender la patria. Primero como soldado de la independencia, siempre sufrido y abnegado y jamás abatido por el imperio de los reveses.

En el umbral de sus años, asoma el caballero de hondas y plausibles convicciones que acaricia todavía su vieja espada puesta al servicio de la causa por la que siempre luchó sin claudicaciones. 

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