El interior de la provincia de Salta dijo presente a lo largo de todo este año a través de las numerosas encuestas que El Tribuno realizó en las principales ciudades sobre diversos temas de interés, los que se eligieron por su alto impacto en la vida cotidiana.
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El interior de la provincia de Salta dijo presente a lo largo de todo este año a través de las numerosas encuestas que El Tribuno realizó en las principales ciudades sobre diversos temas de interés, los que se eligieron por su alto impacto en la vida cotidiana.
Es así que los vecinos contaron sus opiniones y experiencias relacionadas con el flagelo social que representa la droga, la violencia de género, los accidentes viales, el impacto de la inflación en la economía familiar, las oportunidades laborales en el interior y la relación de los adolescentes y jóvenes con internet, entre otros.
La idea consistió en que los lectores pudieran dar a conocer su visión de la realidad que les toca vivir, sus preocupaciones y también cuáles son, a su entender, las posibles soluciones y en manos de quiénes está implementarlas.
Una de las encuestas que más impacto tuvo, por sus resultados, fue la relacionada con las oportunidades laborales en el interior salteño, realizada en julio. La conclusión fue dura: los jóvenes optan por dejar sus pueblos ante la falta de oportunidades.
La mayoría de los consultados, entre 14 y 20 años, manifestó no tener proyectos de vida a futuro y que para progresar deben abandonar sus lugares de origen.
Una dura vivencia en la que el desánimo sobre el futuro, la ausencia de diálogo con los adultos y la falta de oportunidades de desarrollo de las ciudades del interior, entre otros, dominaron las respuestas.
Todos los consultados coincidieron en la postergación que sufre el interior provincial en relación a la Capital, en lo que a inversiones y proyectos productivos se refiere.
El pesimismo se evidenció en mayor medida en los chicos del norte, aunque en todos los puntos de la provincia señalaron otra percepción tan drástica como cierta: contar con estudios superiores ya no garantiza acceder a un trabajo. Lamentablemente, muchos se preguntaron: “Entonces ¿para qué estudiar?”.
Otra de las encuestas se relacionó con lo que hacen nuestros jóvenes mientras navegan en internet, que develó un secreto a voces: el sitio preferido de los chicos es Facebook. Allí charlan con amigos, conocen gente, suben fotos y relatan sus vivencias entre de interlocutores cada vez más desdibujados y anónimos.
Los menos contestaron que usan la web para descargar materiales de estudio o realizar búsquedas laborales.
Otra revelación: la mayoría dijo que ya no hace deportes ni lee libros por navegar en la web. También dejaron de salir con amigos y le dedican menos tiempo al estudio y la familia.
“No es sano reemplazar las vivencias reales por las virtuales. Además, lo que uno sube a la web puede ser visto por cualquier desconocido, lo que nos expone a numerosos riesgos, especialmente cuando se trata de menores”, señalaba, categórico, el psicólogo Darío Duce.
La violencia de género, una realidad común
En noviembre Salta se estremeció ante la noticia del asesinato de una beba de un año y medio a manos de su padre. Ocurrió en el barrio San Benito. Marcelo Giménez (27) discutió con su esposa y se encerró en una habitación donde degolló a la pequeña y luego se quitó la vida.
Este terrible hecho fue el disparador de una encuesta que buscaba echar luz sobre un drama que se repite una y otra vez: la violencia. Casi la totalidad de los encuestados en los distintos puntos del interior señalaron conocer casos de violencia y hasta, en algunas situaciones, padecerla.
Mandatos patriarcales arraigados y prejuicios acerca de los roles del hombre y la mujer contribuyeron a naturalizar la violencia doméstica, a considerarla algo normal. “Por algo le pegan”, contestaron varios encuestados.
No obstante, la totalidad de los consultados destacó no saber cómo actuar ante una situación de esta índoles e hicieron hincapié en la necesidad de capacitar a la sociedad para actuar ante estos casos. “Hay que trabajar en la prevención y concientización, en especial de los más jóvenes”, contaron.
La gran mayoría se mostró en contra de realizar denuncias ante la ley. Falta de confianza en la Justicia y temor por exponer aún más a la víctima fueron las respuestas más frecuentes.
La solución, afirmaron, pasa por endurecer las leyes y brindar una rápida asistencia y protección a la víctima que se anima a denunciar.
La psicóloga María Inés Lacour resaltaba un nuevo tipo de violencia: la institucional. “El tiempo de respuesta de la Justicia puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”.
Accidentes: una historia sin fin
Una inadecuada infraestructura vial, el crecimiento del parque automotor y la ignorancia de las normas de tránsito son las principales causas de la problemática vial en la provincia. Se suman la falta de sanciones a los infractores y menores al volante.
En estos puntos coincidió un gran número de vecinos de diferentes pueblos y ciudades consultados por El Tribuno en agosto. Sólo 13 de los 59 municipios salteños cuentan con áreas de tránsito formales y en muchos casos carecen de los elementos mínimos para desarrollar esa tarea específica.
Tampoco existen escuelas de conducción ni instructores oficiales que enseñen a los aspirantes a obtener una licencia. La solución de fondo reside en transformar la cultura vial. Casi todos los consultados señalaron la imprudencia como una de las mayores causas de accidentes.
La mayoría absoluta de los vecinos dijo que es necesario aplicar la Educación Vial como una materia obligatoria en las escuelas.
También afirmaron que en el interior el “amiguismo” y los “privilegios” impiden que los controles sean efectivos. Pidieron que las autoridades municipales sean más rigurosas a la hora de emitir las licencias de conducir y en la aplicación de sanciones a los infractores. También la instalación de semáforos, lomos de burro y controles en los caminos vecinales.