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La pobreza estructural una dura realidad salteña 

Domingo, 30 de diciembre de 2012 21:09

Están excluidos del sistema y la falta de políticas sociales en la Provincia se los recuerda en cada acción que intentan realizar.

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Están excluidos del sistema y la falta de políticas sociales en la Provincia se los recuerda en cada acción que intentan realizar.

No tienen donde vivir, tampoco un plato de comida asegurado todos los días, y no son pocos; superan las 200 mil personas. Carecen de agua, luz y ni siquiera tienen baño. Y no es una novedad esta situación por la que atraviesan miles de salteños, menos aún cuando la vulnerabilidad social y la falta de oportunidades incrementa los casos de adicciones que hoy se reflejan en la sociedad.

Hay dos variables claves que contribuyen a entender la situación; aunque no son las únicas, claro. Salta alcanzó en los últimos años indicadores de desocupación que la han posicionado como una de las provincias con mayor desempleo en Argentina, y el trabajo informal se convirtió en la única alternativa para muchos. Y más en profundidad pero con mayor impacto, se encuentra una razón de antaño, que es la inequidad en la distribución de los recursos: la Coparticipación Federal; reparto del que Salta sufre una importante discriminación si se considera que los indicadores deben ser equitativos y proporcionales, como lo establece la ley nacional Nº 23.548.

Lo cierto es que los datos son duros y los avances en la materia son desalentadores, más aún para quienes la intentan sortear día a día.

Salta cuenta con 287.764 personas que están bajo la línea de pobreza y a quienes las leyes de la economía excluyen sin reparo alguno. Al menos así lo revelan los últimos datos que el Instituto Nacional de Estadísticas (Indec) publicó este año.

Estos números expresan parte de la realidad, ya que se presenta más cruda todavía: hay 36.595 hogares salteños que aún cocinan a leña, y son alrededor de 18.215 los que viven sin electricidad. Sí, acá, en Salta.

A lo largo del año, El Tribuno recorrió muchos barrios salteños, visitó asentamientos, dialogó con la gente y constató a través de su equipo de periodistas y diferentes investigaciones, la realidad que viven miles de salteños y lo dejó plasmado en las distintas ediciones del 2012.

En el interior de la provincia, el panorama se vuelve más crudo aún, sobre todo en los departamentos del norte: Orán y Tartagal.

Consecuencias que marcan para toda la vida

La pobreza genera una cantidad de consecuencias que son difíciles de revertir con el paso de los años. El retraso en el crecimiento y la falta de oportunidades, son temas que aceleran los problemas y que deberían estar en la agenda de los gobiernos nacional, provincial y municipal. 

Una de estas consecuencias que se hizo visible en Salta es el aumento de las adicciones, sobre todo del paco, principalmente en la zona sureste de la ciudad. Esta droga es el enemigo principal de los adictos, la mayoría menores, y también de los familiares que se encuentran luchando contra un gigante duro de derribar.
Hace pocos meses, Susana González, de Madres en Lucha contra el Paco, describió la situación cuando habló con El Tribuno: “Los chicos se están muriendo y es muy difícil la situación porque los funcionarios y la Policía no intervienen para que se resuelva este conflicto. Les venden paco en la vía pública a los jóvenes, y nadie hace nada para evitarlo”.

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