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Un Zonda agresivo que dejó daños y muerte

Lunes, 31 de diciembre de 2012 10:29

El Zonda que sopló con fuerza el martes 18 de septiembre es, sin dudas, uno de los temas del año porque provocó estragos. El Valle de Lerma fue su campo de acción y destrucción. En varios municipios, Capital incluido, ese viento caliente y bravo originó 70 focos de incendios, obligó a los rescatistas a evacuar familias, mató a un operario que en Campo Quijano trabajaba en una antena de televisión e hirió a otras 27 personas. Todo eso sin contar los 40 mil hogares que se quedaron sin luz ni agua en esa zona de la provincia.

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El Zonda que sopló con fuerza el martes 18 de septiembre es, sin dudas, uno de los temas del año porque provocó estragos. El Valle de Lerma fue su campo de acción y destrucción. En varios municipios, Capital incluido, ese viento caliente y bravo originó 70 focos de incendios, obligó a los rescatistas a evacuar familias, mató a un operario que en Campo Quijano trabajaba en una antena de televisión e hirió a otras 27 personas. Todo eso sin contar los 40 mil hogares que se quedaron sin luz ni agua en esa zona de la provincia.

El esqueleto quemado de los cerros San Bernardo y 20 de Febrero es quizás la cicatriz más notoria que dejó el temporal, aunque también desnudó falencias de los sistemas de emergencias. Cuando el Zonda dejó de soplar, entrado ya el anochecer, reaparecieron en el balance las imágenes de los policías intentando apagar el fuego con baldes, las pocas autobombas que ese día no daban a basto y de las insuficientes herramientas disponibles para capear la situación que dejó miles de damnificados.

 


Una temperatura de 34,5 grados, 0% de humedad y ráfagas de 100 kilómetros por hora recrearon un escenario inusual ese día. Una serie de circunstancias, alternadas con factores climáticos propios de la región, convirtieron a ese fenómeno en algo agresivo.


Fue increíble lo que se vivió y lo que la gente recuerda cuando el tema vuelve a ser tema de conversación. Todo comenzó a media mañana, cuando el sol comenzaba a picar, y se extendió varias horas: las clases se suspendieron y a pesar de que por los medios de comunicación se pedía a la gente que saliera a la calle sólo por necesidad y urgencia, héroes anónimos se unieron a la lucha contra el fuego con lo que tenían a mano.

 

Una postal para olvidar

La crónica de lo que sucedió en Capital, Campo Quijano, Rosario de Lerma y Cerrillos tomó forma con los cerros tapados por gruesas barreras de humo, los árboles doblados por el viento, las llamas que amenazaban a las casas en villas de emergencia y en barrios acomodados y techos y árboles caídos. Los vecinos pudieron recuperar la tranquilidad varios días después del Zonda. De eso también se habla cuando se recuerda lo que pasó en septiembre.

 Quejas de los vecinos por la falta de respuestas

La sensación amarga de la gente que sufrió el Zonda quedó registrada en los mensajes que los lectores de El Tribuno dejaron en la Línea Directa para denunciar que en los momentos más dramáticos los teléfonos de atención de emergencias (9-1-1, Edesa y Aguas del Norte) no respondían.
Ante ese malestar, a los funcionarios provinciales y municipales no les quedó más que admitir la precariedad de los servicios y prometieron reequiparse para poder hacer frente mejor a situaciones como las que provocó el Zonda, en septiembre pasado.

Un remedio para el cerro

De los daños que provocó el viento, que azotó el Valle de Lerma con sus ráfagas de 100 kilómetros por hora, se sigue hablando, pero con la serenidad que da la distancia.
Y fueron los jóvenes los que tiraron la primera piedra. Un grupo echó a rodar una idea por las redes sociales (Un lapacho para la pacha”) y así consiguieron miles de amigos en Facebook, quienes congeniaron con la idea de plantar lapachos en el 20 de Febrero y en el San Bernardo.
La idea tuvo su primera buena acción: cientos de personas treparon el cerro y pusieron unos mil plantines, de diferentes variedades, esperanzados en que las laderas recuperarán pronto su vitalidad y el temporal pasará a ser un mal recuerdo.

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