- Mamá, mamá... ¿puedo ir?
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- Mamá, mamá... ¿puedo ir?
La mujer miró a su hija, adolescente, chica para algunas cosas, grande para otras. Pero esta vez la salida era a una fiesta patronal junto con los hermanos. No había riesgo aparente.
- Bueno, andá.
La mujer accedió y seguramente no olvidará la cara de alegría de Sonia Natalia. Pero su joven vida se apagó el 18 de noviembre cuando regresaban de la fiesta. La camioneta en la que volvían a su natal Gobernador Solá volcó cerca de Santa Rosa de Tastil. Junto a la jovencita de 14 años murió su hermano Juan Carlos, de 12 y otras tres personas más.
- “Mi hijita cumplía 15 años el año que viene, y sus hermanos es taban ahorrando para hacerle la fiestita”, dijo entre sollozos la madre, aquel día fatal. La tragedia enlutó a la familia Ramos, que además debió atender a otros tres hermanos que resultaron heridos en el mismo accidente.
Este 2012, hasta el cierre de esta nota después de la Navidad, se va llevando 219 nombres. Son abuelos, padres, tíos, hermanos, hijos y amigos que ya no están porque la epidemia de accidentes viales, casi todos evitables, les robó el ser.
El 19 de octubre, poco antes de las 6, Abundio Marín guardó sus cosas en un bolso y caminó hasta la ruta nacional 9. Su turno en la División Rural y Ambiental de El Tala había terminado. Hizo dedo a la vera de la ruta de dos carriles. Un Fiat Fiorino se detuvo y subió. Intercambiaron saludos con Francisco Juan Abregú, el conductor que venía desde Tucumán. El viaje iba a ser corto, hasta El Tala, que está ahí nomás. De repente un Peugeot 206 dorado que venía de frente se cruzó de carril. Todo fue muy rápido y fatal. Abundio, Francisco y Martín Guillermo Lardone (el conductor del Peugeot) murieron en el silencio de la ruta 34/9.
Este año, la nacional 34, tanto en el tramo que comparte con la nacional 9 como en el norte salteño, se convirtió en la más peligrosa. El trayecto en la zona sur, que tiene dos carriles, sobre todo entre Metán y Rosario de la Frontera, tiene graves defectos de infraestructura: es angosta y el pavimento está muy deteriorado. Se complica porque es muy transitada. En el norte, esta ruta no fue menos mortal: los vecinos de Aguaray, Tartagal, Pichanal, Colonia Santa Rosa y Urundel saben que sobre ese pavi mento gris se apagaron muchas vi das.
Accidentes, una epidemia que no cesa en la provincia
El martes 11 de diciembre y el tan promocionado 12/12/12 fueron trágicos para el tránsito salteño. Habían pasado algunos minutos de las 4 de la mañana del martes. Carlos Illianes Huaira logró ocupar los cuatro lugares de su remis para hacer el viaje desde Jujuy hacia Salta. El auto salió de la capital jujeña por la autopista que termina en la ruta nacional 34. Y otra vez las conversaciones de rutina entre pasajeros casuales. Ahora el auto cruza General Güemes, hace parte de la rotonda y toma la autopista que terminará en la ciudad de Salta. Faltan apenas dos kilómetros para atravesar el ingreso a Cobos. Y sin explicaciones aún, el auto chocó contra la parte trasera de un camión cañero. Los cuatro pasajeros murieron y el chofer del remis terminó internado en el hospital San Bernardo de la capital. El 12 del 12 hubo otro choque similar en General Güemes. Esta vez fueron tres los fallecidos.
En las estadísticas de accidentología, las 219 víctimas fatales dan cuenta de un grave aumento en el número de muertos en choques, si se tiene en cuenta que en 2011 ese registro terminó con 190 nombres. Pero no sólo eso: este año -dice la Policía Vial- hubo menos accidentes pero más virulentos, esto es, con mayor número de víctimas. Y las rutas fueron el principal escenario: en las calles de la ciudad de Salta fallecieron por esta epidemia 37 personas (contra 44 de 2011), mientras que el resto de las 219, casi todas se quedaron entre dos banquinas.