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Carta de lectores

Sabado, 11 de febrero de 2012 12:24

Buena atención en Andes

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Buena atención en Andes

Días atrás, El Tribuno publicó en la sección de cartas de lectores, una nota respecto al mal comportamiento que -detalló una pasajera- había tenido el personal de la empresa Andes Líneas Aéreas con ella.
Los términos de esa exposición
me sorprendieron en gran medida, porque a lo largo de los años que llevo viajando como pasajero de Andes, he recogido la mejor de las impresiones de esta compañía.
He sido pasajero de no menos de una decena de líneas aéreas, tanto argentinas como extranjeras, y en vuelos de cabotaje como internacionales, y la atención que he encontrado por parte del personal de esta empresa me lleva a calificarla de excelente.
Sin poner en duda las expresiones de la denunciante, me resulta sorprendente encontrar comportamientos inadecuados hacia el pasajero de parte del personal de Andes, al que siempre he encontrado solícito y deferente. En honor a expresar la opinión que me cabe como un pasajero satisfecho de esta línea aérea, he querido volcar mis experiencias que distan de las expresadas en la referida nota.

Ing. Guillermo H. Schwarcz, Ciudad


En búsqueda de la verdad


Tras la lectura del artículo “Sobre desaparecidos” (época de la dictadura en Salta) publicada en la página 16 del diario El Tribuno del 27 de enero pasado y en mi carácter de esposa de una de las víctimas del terrorismo de Estado, me queda analizar las expresiones vertidas por el Sr. Torres y decir que estoy totalmente de acuerdo con su postura y sugerencias en la
aplicación de tecnologías y herramientas actualizadas. Herramientas útiles para la búsqueda de víctimas arrojadas al dique Cabra Corral.
Estimo que tanto los funcionarios del Gobierno como así también los funcionarios judiciales a quienes les competen las causas de lesa humanidad, tienen el deber de realizar gestiones eficaces y urgentes para que se apliquen instrumentos y acciones adecuadas y los familiares pronto tengamos la posibilidad de enterarnos si en
realidad existen esos restos.
Se debe evitar las dilataciones,
provocadas por argumentos sin asidero. Resulta inaceptable que habiendo transcurrido varios mandatos de gobiernos democráticos, aún no tengamos la repuesta sobre la verdad de lo ocurrido.
Además, en el caso de existir condenas, que los culpables las cumplan en las cárceles y no terminen premiados con la prisión domiciliaria y cobrando sueldos.
Convoco al juez Ricardo Lona, a que informe sobre sus memorias respecto de lo ocurrido en la época de la dictadura. Le pido que cuente la verdad en un último gesto de honor y nobleza.


Francisca Teresa Toledo,  Ciudad


Preocupación tras un ataque

Motivos de trabajo me hacen
transitar diariamente buena parte de la ruta provincial Nº 28. Así vi crecer el barrio El Huaico en sus distintas etapas.
Presencié también la instalación de una supuesta comunidad diaguita, organizada probablemente al amparo del socorrido argumento de los derechos humanos,
los pueblos originarios, etc.
Hace unos días se produjo un hecho de extrema gravedad, cuyo alcance delictivo la Justicia determinará, pero del que las secuelas sociales están a la vista.
Si no se toma este toro por las astas y se hace saber a estos oportunistas que respetar la ley y los derechos de los demás es una forma genuina de hacer realidad la esperanza, tendremos a muy corto plazo que lamentar otras graves consecuencias.

Alvaro Figueroa, Ciudad

Agradecimiento

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a las personas de bien e instituciones que nos brindaron a mí y a mi familia cariño, solidaridad y especial cuidado durante los momentos de dolor vividos el pasado 7 de enero.
Desde el primer momento de
nuestro accidente recibimos
compañía, oraciones y apoyo.
Llamaron a nuestros familiares
cuando estábamos tan devastados. Que el Señor bendiga a todos aquellos que con tanto amor nos sostuvieron: al personal del Hospital Dr. J. Castellanos de General Güemes, servicios de ambulancias, Hospital San Bernardo, colegas de mi difunto esposo, Héctor
Alberto Arteaga, y míos, familiares, amigos.
Todavía se puede creer que las almas buenas están entre nosotros y que esta sociedad puede ser más humana cada día y más profunda en valores.

María Ruth F. de Ulivarri de Arteaga, Ciudad
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