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Un relato personal que ensambla con la historia colectiva

Martes, 28 de febrero de 2012 16:34

La novela ‘‘La balsa de Malvina’’, de Fabiana Daversa, parte de la búsqueda de la hija de un excombatiente de la guerra del Atlántico Sur por reafirmar su identidad, a través de un viaje siguiendo las huellas de Darwin que culminará en las islas Malvinas, donde se ensambla su historia y la del país. 
‘‘El tema de las Malvinas es muy doloroso y siempre es abordado desde lo bélico, desde lo histórico, le faltaba esa parte humana de los relatos de personas que han vivido la historia de una manera más indirecta’’, afirma la autora. 
Si bien la protagonista de nombre Malvina se educó escuchando música en inglés, admirando las teorías de Darwin y medio enamorada de la impronta del siglo XIX, llevaba consigo el peso de la experiencia paterna en la guerra. 
‘‘En la formación de la identidad argentina el tema de las islas es muy importante porque la usurpación se remonta a 1833, al igual que el punto de vista emocional de los que heredamos esto, porque aunque soy brasileña, mi mamá y mi abuela eran argentinas y yo opté por vivir acá hace más de 20 años’’, subraya Daversa. 
Por qué uno se llama como se llama, se interroga la autora de esta novela recién publicada por el sello Suma, que está convencida del poder de los nombres ‘‘como en el caso de la protagonista, cuyo padre no pudo inscribirla en el registro civil como Paula y le puso Malvinas Argentinas’’. 
La historia de Malvina, de profesión paleontóloga, está ligada a la enfermedad de su padre que nunca pudo superar el dolor de la guerra, a esto se suma la reciente muerte de su amigo Tomás a raíz de un cáncer, quien le ha dejado un diario imaginario sobre ese viaje al sur, soñado por los dos. 
Llevando consigo esa bitácora, Malvina emprende el camino por cada uno de los lugares descriptos por Tomás como si realmente hubiera esta allí, y esa guía darwiniana le servirá para profundizar su búsqueda interior y el anhelo por conocer el escenario de la guerra. 
‘‘Darwin es un personaje polémico, fue un innovador y formó parte del siglo romántico por excelencia, pero también fue el primer ciudadano inglés civil que pisó las islas Malvinas, aunque no se sabe cuál es el parte que dio a la corona inglesa en ese momento, pero debe haber sido muy favorable a que continuara la ocupación’’, especula Daversa. 
Aunque nunca pisó suelo malvinense -’’me gusta escribir sobre los lugares que no conozco’’, dice- las descripciones son tan vívidas que no lo parece: ‘‘Me documenté a través de testimonios, fotos, videos, me metí en internet e hice una especie de diario virtual como el de Tomás’’. 
‘‘Las posibilidades de entrar en la historia de uno nos la dan las cosas más cercanas, no hace falta ir muy lejos’’, asegura la escritora. 
En mi primera novela, ‘‘La hermandad de las ballenas’’, conté todo un viaje a Puerto Madryn sin conocer el lugar, y cuando lo visité constaté cuan veraz puede ser que te cuenten el cuento’’. 
‘‘Para encontrarse, Malvina se lanza a la aventura de romper fronteras y modalidades familiares, todo aquello que implica salir de un molde’’. 
El padre que muere en la mitad de la travesía la obliga a volver a Buenos Aires: una muerte dudosa pero que no la sorprende porque desde muy pequeña fue incorporando el sufrimiento y las secuelas que la guerra dejó en la psiquis paterna; y enseguida retoma de nuevo su dirección al sur. 
En la novela ‘‘hay un trabajo con la geografía de las Malvinas que conduce a un punto en que la historia personal y la colectiva se conectan’’. 
‘‘Es una percepción y es un deseo porque yo confío en que todo va a llegar a buen puerto -remarca Daversa- y que la historia de las Malvinas se reescribirá de una manera más benévola a la de los años de usurpación’’. 
Excediendo el marco de la novela concluye: ‘‘Yo digo que soy producto del Mercosur; que mi corazón es verde, amarillo, celeste y blanco; que tengo un amor muy grande por la Argentina; que cuando vine a vivir definitivamente acá abracé sus costumbres y su historia y siento un profundo conocimiento y compromiso con este país’’.

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La novela ‘‘La balsa de Malvina’’, de Fabiana Daversa, parte de la búsqueda de la hija de un excombatiente de la guerra del Atlántico Sur por reafirmar su identidad, a través de un viaje siguiendo las huellas de Darwin que culminará en las islas Malvinas, donde se ensambla su historia y la del país. 
‘‘El tema de las Malvinas es muy doloroso y siempre es abordado desde lo bélico, desde lo histórico, le faltaba esa parte humana de los relatos de personas que han vivido la historia de una manera más indirecta’’, afirma la autora. 
Si bien la protagonista de nombre Malvina se educó escuchando música en inglés, admirando las teorías de Darwin y medio enamorada de la impronta del siglo XIX, llevaba consigo el peso de la experiencia paterna en la guerra. 
‘‘En la formación de la identidad argentina el tema de las islas es muy importante porque la usurpación se remonta a 1833, al igual que el punto de vista emocional de los que heredamos esto, porque aunque soy brasileña, mi mamá y mi abuela eran argentinas y yo opté por vivir acá hace más de 20 años’’, subraya Daversa. 
Por qué uno se llama como se llama, se interroga la autora de esta novela recién publicada por el sello Suma, que está convencida del poder de los nombres ‘‘como en el caso de la protagonista, cuyo padre no pudo inscribirla en el registro civil como Paula y le puso Malvinas Argentinas’’. 
La historia de Malvina, de profesión paleontóloga, está ligada a la enfermedad de su padre que nunca pudo superar el dolor de la guerra, a esto se suma la reciente muerte de su amigo Tomás a raíz de un cáncer, quien le ha dejado un diario imaginario sobre ese viaje al sur, soñado por los dos. 
Llevando consigo esa bitácora, Malvina emprende el camino por cada uno de los lugares descriptos por Tomás como si realmente hubiera esta allí, y esa guía darwiniana le servirá para profundizar su búsqueda interior y el anhelo por conocer el escenario de la guerra. 
‘‘Darwin es un personaje polémico, fue un innovador y formó parte del siglo romántico por excelencia, pero también fue el primer ciudadano inglés civil que pisó las islas Malvinas, aunque no se sabe cuál es el parte que dio a la corona inglesa en ese momento, pero debe haber sido muy favorable a que continuara la ocupación’’, especula Daversa. 
Aunque nunca pisó suelo malvinense -’’me gusta escribir sobre los lugares que no conozco’’, dice- las descripciones son tan vívidas que no lo parece: ‘‘Me documenté a través de testimonios, fotos, videos, me metí en internet e hice una especie de diario virtual como el de Tomás’’. 
‘‘Las posibilidades de entrar en la historia de uno nos la dan las cosas más cercanas, no hace falta ir muy lejos’’, asegura la escritora. 
En mi primera novela, ‘‘La hermandad de las ballenas’’, conté todo un viaje a Puerto Madryn sin conocer el lugar, y cuando lo visité constaté cuan veraz puede ser que te cuenten el cuento’’. 
‘‘Para encontrarse, Malvina se lanza a la aventura de romper fronteras y modalidades familiares, todo aquello que implica salir de un molde’’. 
El padre que muere en la mitad de la travesía la obliga a volver a Buenos Aires: una muerte dudosa pero que no la sorprende porque desde muy pequeña fue incorporando el sufrimiento y las secuelas que la guerra dejó en la psiquis paterna; y enseguida retoma de nuevo su dirección al sur. 
En la novela ‘‘hay un trabajo con la geografía de las Malvinas que conduce a un punto en que la historia personal y la colectiva se conectan’’. 
‘‘Es una percepción y es un deseo porque yo confío en que todo va a llegar a buen puerto -remarca Daversa- y que la historia de las Malvinas se reescribirá de una manera más benévola a la de los años de usurpación’’. 
Excediendo el marco de la novela concluye: ‘‘Yo digo que soy producto del Mercosur; que mi corazón es verde, amarillo, celeste y blanco; que tengo un amor muy grande por la Argentina; que cuando vine a vivir definitivamente acá abracé sus costumbres y su historia y siento un profundo conocimiento y compromiso con este país’’.

Fuente: Mora Cardeu - Télam


 

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