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Patotas se tirotearon en el corso de Norte Grande

Martes, 28 de febrero de 2012 23:10

Una patota del barrio San Ignacio se agarró a tiros con integrantes de grupos similares rivales, en medio del corso infantil que habían organizado los vecinos de Norte Grande, el pasado sábado por la noche. A causa de la balacera, el evento para la familia debió ser suspendido.

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Una patota del barrio San Ignacio se agarró a tiros con integrantes de grupos similares rivales, en medio del corso infantil que habían organizado los vecinos de Norte Grande, el pasado sábado por la noche. A causa de la balacera, el evento para la familia debió ser suspendido.

Indignados, los organizadores de la iniciativa hablaron con El Tribuno. “Organizamos el corso para darles alegría a los nenes. Como precaución le pedimos a Infantería que nos brindara seguridad, pero no lo hicieron; solo dieron un par de vueltas en el camión y se fueron. Teníamos cuatro cuadras llenas de gente y todo estaba saliendo bien hasta que apareció la patota Los Encapuchados, de San Ignacio. Eran más de treinta, todos llenos de tatuajes. Andaban con harina y comenzaron a tirásela violentamente a los niños que estaban desfilando”, contó Cinthia.

“Les suplicamos que dejaran de molestar, pero fue peor porque aparecieron sus rivales de Norte Grande, Las Aguilas y Los Unicornios, y sacaron a relucir sus armas de fuego. Se dispararon con todo; se tiraban piedras, volaban palos... Era una batalla campal. Podría haber sido una masacre; pero, milagrosamente, nadie salió lastimado”, agregó.

“Si la Policía o Infantería se hubieran quedado, nada de esto habría pasado”, opinó Pedro, otro vecino.

“El domingo por la mañana, no sé por qué vinieron los de Infantería y querían llevarse preso al chico de al lado. Este se subió al techo y comenzó a tirar piedras. Los policías disparaban balas de goma como si nada. Les pedí que tuviesen cuidado, pero no les importó. Tengo el frente de mi casa lleno de agujeros. Esto es tierra de nadie”, contó María, quien mostró los impactos de las balas de plomo y de goma en las paredes de su casa. “No le saquen fotos porque si los patoteros la reconocen, estoy hasta las manos”, pidió.

“Estamos cansados de tanta delincuencia. Estos patoteros están perdidos por la droga. Roban zapatillas de $800 y las venden por $2, para comprar paco. Todos los fines de semana se los ve tirados de tanta fumata, pero nadie hace nada”, agregó Cinthia.

“Lo peor es que Los Encapuchados, Las Aguilas y Los Unicornios se odian entre sí y nosotros estamos en el medio”, concluyeron los organizadores del corso infantil.

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