Coincidencia o no. Ayer, 29 de febrero, nacieron 29 niños en la ciudad de Salta. El día que marca el año bisiesto puso el acento, o mejor dicho el número, en las maternidades de la capital. Al menos fue así hasta el cierre de esta edición, ya que en la noche aún había seis mamás con trabajo de parto.
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Coincidencia o no. Ayer, 29 de febrero, nacieron 29 niños en la ciudad de Salta. El día que marca el año bisiesto puso el acento, o mejor dicho el número, en las maternidades de la capital. Al menos fue así hasta el cierre de esta edición, ya que en la noche aún había seis mamás con trabajo de parto.
La Maternidad Privada informó a El Tribuno que tres mamás dieron dado a luz ayer.
En el Hospital Materno Infantil de la Provincia hubo 26 nacimientos. Sus autoridades informaron que hasta las 21 habían ingresado otras seis mujeres con trabajo de parto. Al cierre de esta edición no se sabía si sus bebés nacieron antes de que finalice el 29 de febrero de 2012.
Un día “de yapa”
El 29 de febrero se incorpora al calendario cada cuatro años y se calcula de la siguiente manera: un año normal del calendario gregoriano cuenta con 365 días cuando en realidad son exactamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos (365,25 días). Estas horas se redondean a 6, lo que hace que cada cuatro años sumen un total de 24 horas que se deben agregar para equilibrar el almanaque.
La complicación es para quienes nacen en días bisiestos. Según explicó Betty Abrate, desde el Registro Civil de Salta, los padres de los recién nacidos tienen la obligación de optar obligatoriamente por inscribirlos el 28 de febrero o el 1 de marzo.
Respecto a los matrimonios, dice Abrate, poca gente elige el 29 de febrero para casarse. “No es habitual que las parejas elijan este día para contraer matrimonio. En lo que va del día (por ayer) aún no se ha celebrado ninguno”, comentó. En este caso, en el registro de matrimonio sí se coloca 29 de febrero.
Lo cierto es que añadir un día en febrero cada cuatro años evita que el calendario se mueva y que las fechas astronómicas y cronológicas dejen de coincidir.
Sin bisiestos, los solsticios de invierno y verano cambiarían de fecha. Así, los estudiosos afirman que si ese desajuste no se corregía, en el plazo de 500 a 600 años el solsticio de verano podría suceder en el solsticio de invierno y viceversa y los seres humanos no podrían seguir el ciclo de la naturaleza.