No caben dudas que no todos nos animamos a tener sexo en el baño de un bar, pero si lo hiciéramos y nos pescan nos llevan de las narices a un calabozo.
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No caben dudas que no todos nos animamos a tener sexo en el baño de un bar, pero si lo hiciéramos y nos pescan nos llevan de las narices a un calabozo.
Este no fue el destino de Sting y su esposa Trudie, simplemente les pidieron que fueran un poco más disimulados, para no molestar a los demás comensales que se encontraban en el lujoso bar Top of the Standard en el Meatpacking District de Nueva York, en la terraza de un hotel.
Sting y Trudie lleván 20 años de matrimonio y tienen dos hijos.
¿No les parece superromántico?, y... no le tienen envidia a Trudie?