No hay por qué resignar la figura después de los 50; todo lo contrario es cuando la mujer mejor se debe sentir por su salud mental y física. Ingresar a la menopausia no es sinónimo de decadencia, enfermedad, ni de aceptar inerme el exceso de peso, sino que es -nada más ni nada menos- que “un estado fisiológico que debe transitar la mujer”, expresó la especialista en endocrinología Macarena Galíndez, tal como lo hizo con la niñez, la adolescencia y el período de fertilidad". "Si se tiene en cuenta que la expectativa de vida de la mujer está alrededor de los 80 años y que entra en premenopausia entre los 48 y 52 años, el tiempo que tendrá que convivir con esa realidad, es casi un tercio de su vida”, aclaró.
Al respecto, la especialista fue precisa: “Las mujeres tienen que prepararse para disfrutar de la menopausia y vivirla con plenitud, desarrollando todo aquello que por diferentes motivos fueron postergando, tanto a nivel profesional, familiar como sexual.
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No hay por qué resignar la figura después de los 50; todo lo contrario es cuando la mujer mejor se debe sentir por su salud mental y física. Ingresar a la menopausia no es sinónimo de decadencia, enfermedad, ni de aceptar inerme el exceso de peso, sino que es -nada más ni nada menos- que “un estado fisiológico que debe transitar la mujer”, expresó la especialista en endocrinología Macarena Galíndez, tal como lo hizo con la niñez, la adolescencia y el período de fertilidad". "Si se tiene en cuenta que la expectativa de vida de la mujer está alrededor de los 80 años y que entra en premenopausia entre los 48 y 52 años, el tiempo que tendrá que convivir con esa realidad, es casi un tercio de su vida”, aclaró.
Al respecto, la especialista fue precisa: “Las mujeres tienen que prepararse para disfrutar de la menopausia y vivirla con plenitud, desarrollando todo aquello que por diferentes motivos fueron postergando, tanto a nivel profesional, familiar como sexual.
Por otro lado, la Jefa del Programa de Nutrición Institucional del Hospital Arturo Oñativia, licenciada Rita Baragiola, señaló que la mujer no engorda de un día para otro, sino que muchas veces ya viene con sobrepeso y arriba con esa carga a la menopausia. El aumento de peso tiene que ver con los cambios hormonales que producen una diferente distribución de las grasas en el organismo. Lo más importante para luchar contra esto es “tener buenos hábitos alimentarios y abandonar el sedentarismo”, dijo.
Las mujeres tienen distribuidas las grasas en forma de "pera" y los hombres en forma de "manzana". Cuando los ovarios disminuyen su producción de estrógenos las grasas comienzan a hacerse notar en la zona abdominal y hay acumulación de grasa visceral. Es en ese momento en que la mujer entra en un plano de igualdad con los hombres y ambos corren riesgos de fallas en el sistema cardiovascular.
Galíndez confirmó que el porcentaje de muertes por infartos en mujeres posmenopáusicas es muy elevado: 32%, en tanto que por cáncer de mama muere el 4,2%. “Más incluso que por cáncer ginecológico, que ha disminuido en las últimas décadas”.
“A pesar de lo que expresan las tasas, todavía se hace mucho hincapié en otras enfermedades, no dando la suficiente importancia al tema cardiovascular”, advirtió.
El metabolismo de la mujer cambia, por eso hay tantas modificaciones: se produce la descalcificación y si se le suma el tabaquismo, sedentarismo y la mala alimentación se está ante un cóctel explosivo.
“No hay secretos en esto” afirmó Baragiola, es “importantísimo cambiar los hábitos antes de entrar a la perimenopausia”.
“Es importante adquirir desde la niñez buenos hábitos alimentarios y de actividad física para evitar el sedentarismo, pero nunca es tarde”. Una mujer que ingresa a la menopausia con el peso adecuado para su talla y combate el sedentarismo con una serie de caminatas semanales, no debería llegar al sobrepeso, coinciden las profesionales.
Es una realidad que pasando los 40, debe extremar los cuidados en su alimentación ya que si bien la gordura trae consecuencias negativas para la salud en cualquier etapa de la vida, en la menopausia la acumulación de grasa abdominal y visceral, facilita la aparición de diabetes, hipertensión arterial aumento de triglicéridos y disminución de colesterol HDL, el llamado “bueno”.