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Valencia deslumbró con el fuego de las Fallas

Martes, 20 de marzo de 2012 20:57

Todos los años Valencia celebra durante una semana la fiesta de San José, días en los que se exhiben monumentos de madera y cartón de tono satírico, que se incendian en la última jornada. Extrañamente no se escuchan perros ladrando ni niños llorando ni transeúntes tapándose los oídos. Solo se ve a uno que otro saltando del susto cuando pasa cerca de un petardo inocente, que no se sabe dónde estallará exactamente.
Los cinco días en los que en Valencia se celebra la fiesta de las Fallas bien podrían ser también los días del ruido y del fuego. Pues toda la tradición de la celebración está ambientada y marcada por los fuegos artificiales y la petardería interminable que llevan a cabo los valencianos, una de las comunidades más expertas en la pirotecnia de España.
 

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Todos los años Valencia celebra durante una semana la fiesta de San José, días en los que se exhiben monumentos de madera y cartón de tono satírico, que se incendian en la última jornada. Extrañamente no se escuchan perros ladrando ni niños llorando ni transeúntes tapándose los oídos. Solo se ve a uno que otro saltando del susto cuando pasa cerca de un petardo inocente, que no se sabe dónde estallará exactamente.
Los cinco días en los que en Valencia se celebra la fiesta de las Fallas bien podrían ser también los días del ruido y del fuego. Pues toda la tradición de la celebración está ambientada y marcada por los fuegos artificiales y la petardería interminable que llevan a cabo los valencianos, una de las comunidades más expertas en la pirotecnia de España.
 

Candidatas para ser declaradas de Interés Patrimonial de la Humanidad, lo que celebran las Fallas es el día de San José, patrono de la ciudad y de los carpinteros. Las últimas se llevaron a cabo la semana pasada y terminaron el lunes 19, con la “Nit de la Cremà”, la noche que se queman los monumentos de las comisiones falleras.
Y el ruido no solo se vuelve normal, también es algo que se busca adrede. Así es que los espectadores de esta fiesta incluso se pelean por llegar a estar más cerca de la mascletá, o lo que es igual, la petardería suprema, no aquella que deja el oído zumbando sino el cuerpo vibrando.
Esta mascletá se realiza todos los días de la fiesta fallera a las 14 y la del lunes, que fue la última, coronó la semana del ruido en la plaza del Ayuntamiento de Valencia. Esta fue la más especial de todas y en un atípico espectáculo de petardería tecnológica se lograron efectos de resonancia acústica que llevó diez horas preparar. Para tener una idea, se utilizaron nada menos que 3.000 objetos pirotécnicos de 272 kilos que respondieron a más de 2.000 órdenes de disparo.
También los “castillos de fuego” convocan a miles de espectadores en las noches falleras, que asisten a un espectáculo de fuegos artificiales que supera muchas expectativas. Son veinte minutos durante los cuales el cielo valenciano queda completamente iluminado de las maneras más creativas, al tiempo que se apagan también las luces de la vía pública, semáforos inclusive. La última “nit de foc” (noche de fuego) se llevó a cabo la noche previa al 19 de marzo y en esta se utilizaron más de dos mil kilos de masa explosiva y algunos fuegos artificiales alcanzaron los 200 metros de altura.
Pero el fuego tiene su expresión cúlmine la última noche de la fiesta, cuando se incendian los ninots que realizan las comisiones falleras. Y este año fueron 382 monumentos de cartón y madera para los que se invirtió alrededor de dos millones de euros. Estos son representaciones satíricas de la realidad, cada cual con más ingenio que el otro, y se ubican en los diferentes barrios y calles de la ciudad.
 

Con fuego y todo, la fiesta de las Fallas no pierde su sentido religioso y cada año se realiza la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados, el cual es uno de los momentos más emocionantes para los valencianos.
Este año, durante dos días desfilaron 103.514 personas -según la Junta Central Fallera-, y estas dejaron las flores que luego dibujan el manto de la Virgen. Todos los que se acercan van vestidos con los trajes regionales, acompañados por las bandas musicales de las comisiones falleras.
Además, la fiesta es en honor a San José, el patrono de los carpinteros y por quien han nacido las Fallas. Pues su origen se remonta a la antigua tradición de estos trabajadores, que en vísperas de la fiesta de su patrono quemaban por toda la ciudad los trastos inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban para iluminarse mientras trabajaban.
Desde entonces, la fiesta de las Fallas envuelve a todos los valencianos y a los turistas que se acercan, los cuales este año fueron más de la mitad de los espectadores. Pues, por ser año bisiesto, este año las Fallas tuvieron lugar el fin de semana largo y la cremà, que siempre se realiza un 19 de marzo, cayó lunes. Esto permitió que la mitad de los asistentes a las Fallas fuesen turistas, los cuales se contabilizaron en dos millones de personas.
Es que, en vísperas de la primavera, nadie quiere perderse el show de fuegos y ruido en el que se envuelve toda Valencia.
 

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