¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

11°
18 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

En camino a Marte, se hará una parada en un asteroide

Jueves, 22 de marzo de 2012 22:18

Determinados proyectos sobre los futuros viajes espaciales no hacen otra cosa que sorprendernos. Es lo que ocurre con los planes a muy largo plazo de la algo desdibujada e imprecisa NASA, que ha perdido casi en su totalidad los objetivos que motivaron su creación en tiempos del presidente Dwight “Ike” Eisenhower, allá por fines de la década de los cincuenta.
Mas precisamente, la NASA fue creada en 1958 como una reacción directa del lanzamiento primero del “Sputnik”, el primer satélite ruso, y después cuando el cosmonauta soviéticoYuri Gagarin fue lanzado al espacio.
Eisenhower ya estaba harto de las desinteligencias y el tira y afloje de las distintas fuerzas armadas; el Ejército en primer término, seguida por la Armada y la Aeronáutica.
 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Determinados proyectos sobre los futuros viajes espaciales no hacen otra cosa que sorprendernos. Es lo que ocurre con los planes a muy largo plazo de la algo desdibujada e imprecisa NASA, que ha perdido casi en su totalidad los objetivos que motivaron su creación en tiempos del presidente Dwight “Ike” Eisenhower, allá por fines de la década de los cincuenta.
Mas precisamente, la NASA fue creada en 1958 como una reacción directa del lanzamiento primero del “Sputnik”, el primer satélite ruso, y después cuando el cosmonauta soviéticoYuri Gagarin fue lanzado al espacio.
Eisenhower ya estaba harto de las desinteligencias y el tira y afloje de las distintas fuerzas armadas; el Ejército en primer término, seguida por la Armada y la Aeronáutica.
 

Para entonces EEUU había logrado sumar a su bando al genio alemán Wernher von Braun (supuestamente nazi), creador junto al general Walter Dornberger, de la base de pruebas de cohetes de las V1 y V2, en el renombrado emplazamiento de Peenemünde, al noreste germano y junto al mar Báltico. Esa primera fábrica fue desmontada tras sufrir tremendos bombardeos de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial (1943 y 1944) y rearmada en Mittelbau Dora, base encajada en subterráneos bajo roca caliza, al noroeste germano, donde se congregaron al principio 20.000 prisioneros esclavos, en su mayoría polacos (ver “El tercer Reich”, de Michael Burleigh).
Al final de la guerra, en ese puesto quedaron cientos de cohetes a medio armar, que jamás fueron tenidos en cuenta por los soviéticos y que los norteamericanos -que le ofrecieron el “oro y el moro” a Von Braun y sus adláteres-, consiguieron llevarse para sus estudios.
Recordamos que las peleas internas entre generales, almirantes y comodoros habían impedido hasta ese momento que se concretara nada. Cada una de las fuerzas tenía su “cohetecito” y no cedía ni un ápice de sus investigaciones a las otras. Justamente von Braun no podía coordinar acciones con ninguna.
Ese fue el tiempo en el que quien escribe estas palabras ingresó en la locura de averiguar sobre viajes espaciales y hasta diseñar formas de posibles cohetes.
El entonces presidente de los EEUU había tomado la decisión de acabar con las disputas internas y avisarles que creaba un ente de una mayoría civil (con algunos militares), que iba a trabajar con ese fin. La NASA o Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, fue todo un acierto, de los escasos que tuvo el general Eisenhower, héroe de la Segunda Guerra Mundial y presidente electo de los estadounidenses (1953 -1961), republicano.
 

Eisenhower tuvo de vicepresidente al maltratado y luego electo presidente -después destituido- Richard Nixon (ver el caso Watergate de espionaje político, develado por los periodistas Bob Woodward y Carl Epstein del diario The Washington Post).
Corría 1958 cuando se produjo el fenomenal cambio de rumbo. Esto fue mucho antes de que llegara Joseph Kennedy a la presidencia, aunque a él se le atribuyen los mayores méritos de los logros espaciales de su país porque dijo en un discurso que los ciudadanos de EEUU debían llegar a la Luna cuánto antes, superando las investigaciones y logros de los soviéticos. Cuando el hombre finalmente asentó sus pies en el satélite terrestre, la Luna, en julio de 1969 (con Neil Armstrong como primer astronauta de la historia), la NASA ya tenía marcado su recorrido.
El viaje a la Luna costó muy caro, cientos de miles de millones de dólares; pero se logró la meta propuesta y los estadounidenses pudieron levantar cabeza de nuevo.
En recientes artículos de las revistas de astronáutica se indica ahora que los que van a llegar de regreso a la Luna serán los chinos, que lo harán hacia fines de esta década, si la tecnología que les traspasaron los rusos es elaborada cuidadosamente.
El paso siguiente que se fijaron los científicos de la NASA, llegar al planeta Marte, debería conseguirse a mediados de la década que viene, o sea, con suerte, allá por el 2025. La parada intermedia no será la Luna, sino un asteroide de 530 kilómetros de diámetro llamado Vesta. Se trata de un protoplaneta (planeta fracasado) ubicado en el grupo de satélites naturales que navega en torno de Marte. Parecería que resulta lo más práctico para hacer un descanso y reorganización antes de continuar.
 

Vesta es, en tamaño, el 16º satélite del Sistema Solar. Tiene escasa gravedad y un suelo relativamente blando, por lo que bajar y trepar desde ahí sería más sencillo. Dispone de una gran fosa, recuerdo de un terrible impacto lejano en el tiempo, donde los astronautas podrían hallar refugio y protegerse de los rayos cósmicos (ultravioletas), que los van a azotar duramente. Además, está un poco más allá del medio camino hacia el planeta rojo, con lo que sería una pausa más práctica en un viaje que debe tomar entre 7 y 8 meses.
Así es; Vesta, que ocupa un modesto sitio en la lista de los asteroides del Sistema Solar detrás de otros como Ganymedes, Titán, Callisto, Io, la Luna, nuestro satélite, Europa, Tritón, Titania, Rhea, Oberon, Iapetus, Charon, Umbriel Ariel, Dione y Tethys, va a pasar a la fama, de repente, en una década más.
Algunas revistas como la Scientific American se toman medio a risa la decisión. Hasta han dibujado a los futuros astronautas como simples figuritas de historieta. Pero da la impresión que, para bien o para mal, esa será la estación de parada en el espacio. Falta ver que los recursos y los planes de construcción funcionen, lo que aparece algo difícil, si la herencia de Barack Obama persiste...
 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD