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El golpe sorprendió a varios en el interior

Domingo, 25 de marzo de 2012 12:34

 Los habitantes de la ciudad de Salta no fueron los únicos sorprendidos por el 24 de marzo. El día antes (23-3) habían viajado al interior provincial dos equipos dirigenciales de Unidad Peronista. Debían ayudar a organizar los mítines a realizarse el 24 a la noche en Profesor Salvador Mazza y en Joaquín V. González.
Al norte viajaron Nicolás Taibo y José M. Nadal, mientras que a Anta fueron Mario Salvadores y Angel “Papito” Martín.
 

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 Los habitantes de la ciudad de Salta no fueron los únicos sorprendidos por el 24 de marzo. El día antes (23-3) habían viajado al interior provincial dos equipos dirigenciales de Unidad Peronista. Debían ayudar a organizar los mítines a realizarse el 24 a la noche en Profesor Salvador Mazza y en Joaquín V. González.
Al norte viajaron Nicolás Taibo y José M. Nadal, mientras que a Anta fueron Mario Salvadores y Angel “Papito” Martín.
 

En Salvador Mazza
 

El día 24, Nicolás Taibo y Max Nadal desayunaron en el hotel y luego acondicionaron el Chevy con dos bocinas en el techo. Debían anunciar el acto de la noche. Pusieron el coche en marcha y los parlantes comenzaron a propalar la voz de Hugo del Carril cantando la Marcha Peronista.
No habían hecho media cuadra cuando un móvil de Gendarmería los paró. Dos uniformados, metralleta en mano, se acercaron y les ordenaron: “Bajen, están detenidos”. Taibo intentó una explicación pero el gendarme lo cortó: “Desde anoche gobierna una junta militar, vamos...”. Taibo y Nadal comprendieron la gravedad del momento y acataron la orden.
 

El “autoradial”
 

Mientras tanto en Joaquín V. González, Salvadores y “Papito” Martín vivieron algo parecido, según contó años después el exjuez.
Llegaron de Olleros a las 9 de la mañana del 24 y de inmediato abordaron el “autoradial” contratado por Florencio Mansilla, el caudillo del lugar. Muy cómodos, casi obispalmente, se ubicaron en el mullido asiento trasero del viejo y polvoriento Peugeot 403.
Las bocinas del techo comenzaron a difundir la Marcha Peronista y a poco, “Papito” Martín, con voz de locutor de Radio Nacional, comenzó a perorar, micrófono en mano. “Compañeros -decía-, el próximo domingo 4 de abril no vote a los traidores de siempre; vote a Unidad Peronista, Caro-Frumento”.
Un trecho más adelante, cuando intentaron girar, dos policías montados en una bicicleta los pararon. El del caño, bajó y le dijo al chofer: “Hermano, vos sabés que ta prohibido hacer política...”.
Mario Salvadores, abogado nativo de Olleros, le gritó desde el fondo del 403: “Qué va estar prohibido...., lo que pasa que ustedes están con Rivas Lobos..., si los conoceré..., vamos, vamos, dejá de chicanear...”.
 

El cana se acercó, metió media cabeza por la ventanilla y, sorprendido, exclamó: “Ah, es usted doctor. Calmesé, no es Rivas Lobos el que nos manda doctor. Es el coronel Mulhall que anoche se hizo cargo por eso del golpe de Estado. Hagame caso doctor, no me haga que los detenga. Vayansén, yo no los i’visto”.
Salvadores, pálido, aceptó la sugerencia, no sin antes lanzar una serie de epítetos de grueso calibre contra los militares.
Mientras tanto “Papito” Martín aspiraba un prolongado ¡shhhhh! que, al salir reproducido por los parlantes del “autoradial”, causó espanto entre los perros del vecindario de Olleros.
 

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