“Es emocionante ver cómo vuela y vuela, sin saber hasta dónde...”, comenta la campeona argentina de lanzamiento de jabalina Bárbara López. La salteña, de 20 años, explica lo que siente cuando observa viajar por el aire su lanza de metal o fibra de vidrio -que, dicho sea de paso, tiene un valor de 1.200 euros-, ese artefacto que alguna vez la llevará a los Juegos Olímpicos. Su destreza, agilidad y fuerza a la hora de lanzar son algunas de las cualidades que distinguen a Bárbara. Sin embargo, el esfuerzo para llevar adelante sus logros deportivos va de la mano del sacrificio que a diario hace la atleta, oriunda de El Galpón.
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“Es emocionante ver cómo vuela y vuela, sin saber hasta dónde...”, comenta la campeona argentina de lanzamiento de jabalina Bárbara López. La salteña, de 20 años, explica lo que siente cuando observa viajar por el aire su lanza de metal o fibra de vidrio -que, dicho sea de paso, tiene un valor de 1.200 euros-, ese artefacto que alguna vez la llevará a los Juegos Olímpicos. Su destreza, agilidad y fuerza a la hora de lanzar son algunas de las cualidades que distinguen a Bárbara. Sin embargo, el esfuerzo para llevar adelante sus logros deportivos va de la mano del sacrificio que a diario hace la atleta, oriunda de El Galpón.
Bárbara constituye otro ejemplo local y nacional de que la condición de humildad que la acompañó en su reciente y corta historia como lanzadora no es un impedimento para mantener el mejor registro de la actualidad (52,11 metros) y poseer el segundo lugar en el ranking permanente, detrás de la rosarina Romina Maggi (56,18 m). Sin despojarse de sus raíces, la joven nunca se olvida de mencionar a su pueblo querido, El Galpón, y se reconoce de “una familia humilde. Yo soy de baja categoría, sé lo que es sufrir, pasar un día sin tomar una taza de té. Fui criada a arroz hervido y todo eso”.
“Mi mamá tuvo que remarla mucho. Somos ocho hermanos -cuatro mujeres y cuatro varones- y sola se las arregló para criarnos a todos. Soy consciente de ese sacrificio; entonces cuando compito y gano, lo disfruto el doble, sabiendo que lo hago por mi familia, por mi mamá y también por mí. Es un orgullo que siento después de tanto sacrificio. Me gusta representar a mi provincia y a El Galpón. Todas mis medallas están en mi pueblo”, comentó.
Estudiante y laburadora
El quehacer diario de Bárbara habla del sacrificio que realiza. Sin dejar de ser una atleta de alto rendimiento, se da tiempo para estudiar y trabajar. La monotonía de sus días transcurre de la siguiente manera: “A las 8 estoy en la casa de mi profesora (Mariana Díaz) y cuido de sus niñas, hasta las 13. Como en su casa y me voy al Legado Gemes, entreno, me doy una ducha y salgo para el profesorado de educación física, donde curso hasta las 23.30. Después del profesorado me voy para mi casa a descansar. Si tengo que estudiar me quedo un rato y sigo al otro día, antes de ir a lo de mi profe de nuevo”.
Impulsada por la pasión que tiene por la disciplina, sabe lo que busca: “Algún día voy a llegar a los Juegos Olímpicos. Esa es mi meta”. Por lo pronto, sigue con sus entrenamientos y actividades paralelas sin parar. Los objetivos para la temporada 2012 son, en la primera parte del año, el Nacional de mayores (en abril), luego los Juegos Iberoamericanos (en junio, en Venezuela). Competencias en las que buscará obtener las mejores marcas.
En la segunda puesta a punto del año tendrá el Nacional Sub-23, en el que buscará ser campeona. Por último, irá por una medalla en el Sudamericano Sub-23, que se realizará en San Pablo (Brasil).
Su amistad con Braian
Desde la semana pasada está en Salta Braian Toledo, el campeón mundial juvenil en lanzamiento de jabalina, que se prepara para los próximos Juegos Olímpicos de Londres. Con Bárbara se conocieron en un campamento en 2008, y desde ese momento se fundó una amistad. A la hora de emitir una opinión sobre el joven talento, la salteña sostiene: “Es un amigo, una gran persona y, por supuesto, un atleta que puede llegar muy lejos. Si se lo propone, tiene con qué”.