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Debatieron los psicólogos

Sabado, 14 de abril de 2012 20:13

Beatriz Janín es psicoanalista especializada en niñez y adolescencia. Fue una de las disertantes en el XIV Congreso Argentino de Psicología y con El Tribuno habló sobre la estigmatización de los niños, los problemas de aprendizaje, la puesta de límites y la relación con los adultos.

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Beatriz Janín es psicoanalista especializada en niñez y adolescencia. Fue una de las disertantes en el XIV Congreso Argentino de Psicología y con El Tribuno habló sobre la estigmatización de los niños, los problemas de aprendizaje, la puesta de límites y la relación con los adultos.

Janín contó que en esta época hay muchos niños que son considerados “patológicos cuando, en realidad, las cosas que les pasan tienen que ver en gran medida con los vínculos y con los cambios socio-culturales”.

Para la psicóloga, el niño hiperactivo no es un niño que posea alguna patología, simplemente es un niño que tiene algo para decir y, como adultos, hay que saber escucharlos.

“Muchos niños tiene problemas de aprendizaje, pero esto no necesariamente se debe a que tengan alguna enfermedad”, señaló Janín.

Para la licenciada, los problemas de aprendizaje se deben, en su mayoría, a que los más chicos están acostumbrados a estímulos fuertes que provienen de los medios masivos y de las nuevas tecnologías, estímulos visuales, llamativos, rápidos que no se encuentran en la escuela, muy por el contrario, en las aulas reciben otros que son distintos a los que están acostumbrados.

En el encuentro, que finalizó ayer en esta ciudad, participaron más de mil psicólogos.

Los límites

Janín explicó que la solución no está en poner más límites sino en “mantener la palabra”. Y continuó, “el tema de los límites es muy amplio, si bien es cierto que muchas veces cuesta decir no, sucede porque esto demuestra que el adulto no puede hacer todo, lo cual es una afrenta narcisista”.

Hizo hincapié en la función contenedora del adulto como garante de futuro. Para Janín, a los adultos les cuesta ubicar al niño como niño, le otorgan un poder terrible y lo suponen como “todopoderoso”, les otorgan un poder extra. “Si un niño se siente todopoderoso, difícilmente después va a obedecer”, afirmó.

También planteó que se habla de los límites y los niños tienen poco tiempo de juego, cuando lo necesitan para explorar por si solos. “Todas estas cuestiones son las que tenemos que repensar. Debemos modificar la representación que tenemos de niños, para poder transformar la relación con él”, finalizó.

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