Especialista en programas de responsabilidad social empresaria (RSE), la doctora en sociología Beatriz Balian de Tagtachian, vicerrectora de investigación de la Universidad Católica Argentina, acaba de dictar en Salta un curso sobre la presencia activa de la empresa en la comunidad. Aquí opera una red de solidaridad vinculada a empresas, dijo.
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Especialista en programas de responsabilidad social empresaria (RSE), la doctora en sociología Beatriz Balian de Tagtachian, vicerrectora de investigación de la Universidad Católica Argentina, acaba de dictar en Salta un curso sobre la presencia activa de la empresa en la comunidad. Aquí opera una red de solidaridad vinculada a empresas, dijo.
¿Qué recepción tiene en la comunidad empresaria argentina la iniciativa del programa de responsabilidad social?
La recepción depende de la manera en que se comprende un programa de RSE, porque es una idea que ha ido cambiando. Se pueden señalar en Argentina algunas experiencias interesantes, tales como un proyecto comunitario de una localidad, como el emprendido por la familia Steverlynck, en la empresa Flandria, localizada en las cercanías de Luján, así como la experiencia desarrollada por Enrique Shaw en favor del personal en la empresa Rigalleau. Ambos casos están fuertemente inspirados por motivaciones religiosas. En cambio, en la actualidad, en un contexto secularizado, la preocupación está centrada en el desarrollo sostenible de forma tal de no perjudicar a las generaciones futuras.
En esa línea, ¿qué aporte hizo Naciones Unidas?
Fue un aporte significativo. Kofi Annan, séptimo secretario general en el año 1999 en el Foro Económico Mundial (Davos), presentó el Pacto Global, documento mediante el cual las empresas se comprometieron a cumplimentar 9 principios de acción que finalmente se constituyeron en 10. Los mismos, si bien son voluntarios, constituyen un marco de “deseabilidad” para cualquier tipo de empresa. Se refieren al respeto de los derechos humanos, las condiciones laborales, el cuidado del medio ambiente y la lucha contra la corrupción.
La RSE, ¿qué cuestiones abarca sobre la ciudadanía?
Su fin es promover el diálogo social para la creación de una ciudadanía corporativa global, que permita conciliar los intereses de las empresas, con los valores y demandas de la sociedad civil.
¿Existen grupos de trabajos académicos que estudian estas prácticas?
Se registra una complementariedad empresaria y académica que se ha ido potenciando de distintas formas. Por un lado, los premios de las cámaras empresarias le dieron visibilidad a las prácticas de las compañías y generaron la posibilidad de estudios académicos, que a su vez dieron lugar a nuevas categorías en función de los resultados observados. No puede dejar de considerarse que las organizaciones de la sociedad civil vieron a la RSE como una posibilidad de buscar financiamiento, pero lo que merece considerarse es que son los estudios académicos los que promueven un cambio de tendencia en la forma de vinculación en cuanto las donaciones empresarias no se consideran filantrópicas sino que se asumen como una inversión social.
¿A una pyme la RSE le sube sus costos?
Las pymes tienen una presencia particular en el apoyo a la comunidad. A diferencia de las grandes empresas, en las que la ayuda se hace según cierta política formal, en las pymes se realiza en base a relaciones personales, sobre todo cuando se trata de pequeños comercios que tienen trato directo con el público. Las pymes se han sumado a los procesos de certificación en calidad, por ejemplo.
En Salta
La socióloga Balian, sobre el curso dictado en Salta a un grupo de profesionales que buscaron conocer lo que el tema, ponderó “la capacitación, el análisis, la reflexión sobre el RSE en un marco profesional. Superó las expectativas académicas y gubernamentales, porque las preocupaciones, además de las señaladas, están focalizadas en el contexto, en el tipo de sociedad que vamos construyendo conjuntamente, la importancia de las nuevas organizaciones de la sociedad civil para atender nuevos problemas, incluyendo economía social y el valor de la ciudadanía como protagonismo personal y social, en función del bien común”.